fútbol división de honor

La Olímpica muere en la estrategia

  • Los valverdeños pierden otra final por la permanencia tras caer en casa

La estrategia en el fútbol es tan importante como saber advertirla. Sitúense en el minuto 37. Falta entre el córner y el área grande, a la derecha de Nacho. ¿Estamos? En principio, poco peligro, salvo un hábil rematador en una jauría de cabezas. Sólo un mero pensamiento. El San Roque movió fichas y se quedó solo ante el Rey. Un jaque mate nivel maestro. Incluso le acompañó la fortuna. Quien aparecía en la pizarra como chutador, erró, pero el esférico lo recogió Cheito en el segundo palo para confirmar que muchos partidos se ganan antes de saltar al campo.

El partido fue antipático. Y poco justo. A tenor de las ocasiones, lo más objetivo hubiese sido un empate. Josué tuvo en su pie y en su cabeza la igualada, pero falló en la primera parte y en la segunda. Mejor dicho, David Mena se cubrió de gloria. En el bando contrario, aparte del gol, un disparo rozando el palo de Juanma. Tablas en el número de oportunidades y en el nivel de juego. Ninguno de los dos tuvo el monopolio del balón. Hasta ahí, fueron gemelos.

Con la marcha de Braulio, la Olímpica se ha quedado automáticamente sin olfato. No es que el sevillano prometiera una media de 20 goles por temporada, es que ya no existe figura para remplazarle. Con Samu como segundo delantero, cuesta ver, y mucho, a Zambrano como un náufrago en la isla de los centrales. Para colmo, ayer también se ausentó Ordóñez. Por ello, toda la apuesta se centró en Jesús Blanco. No pudo prolongar su racha goleadora, porque casi no tocó el balón. Evidentemente, el casillero no se estrenó. Son seis finales la que restan para completar el calendario. Y son sólo dos unidades las que faltan para que el descenso alcance al equipo valverdeño. Son las cifras objetivas de todo este escenario, lo demás, es cosa de la estrategia.

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