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Espeleño - Cartaya: Partido por la vida en Espiel

  • El Espeleño es colista y no conoce la victoria y el Cartaya acude a la cita en puestos de descenso

  • Es el momento más delicado para Amate desde que es entrenador rojinegro

Imagen de archivo. Un once inicial del Cartaya.

Imagen de archivo. Un once inicial del Cartaya. / AD Cartaya

La vida del Cartaya ha llegado a un punto en el que no admite medias verdades. Toda la credibilidad que manifestó en cinco partidos la ha perdido en apenas dos fines de semana. Primero el descalabro de Bollullos y después el de Conil en casa. Porque si el Cartaya se queda con el último cuarto de hora del partido equivocará el camino. Esa épica en la que se montó y que le valió para sumar un empate son cuestiones que acontecen de vez en cuando. Lo preocupante son los primeros 75 minutos, en los que volvió a manifestar una impotencia terrible, una descolocación inadmisible y una falta de criterio para tomar decisiones que no son lógicas en un equipo con tan buen pie.

Amate recurrió a la revolución y la alzada de manos no le condujo más que a empeorar las cosas, a señalar a jugadores y meter en el vestuario una avispa que puede suponer una amenaza. En todo caso, no hay cosa que no arregle una victoria.

El asunto es complejo porque en apenas dos meses de competición el equipo, de ilusionar lo más extraordinario, ha pasado a la duda más severa. Algunos apuntan que el problema está en la organización y en la cabeza. Además, la nómina de delanteros es cada vez más numerosa y resulta que la plantilla pide a gritos un central de jerarquía que tenga mando en plaza.

Así las cosas, convendrán conmigo que el partido de Espiel es una especie de salvavidas de enorme calado. Nadie ha dicho que el entrenador esté en el alambre. Pero ya saben lo que es la vida en el fútbol. El resultado prima sobre todas las cosas y cuando no hay resultados uno se agarra a las sensaciones. Ahora mismo el Cartaya no tiene ninguna de las dos cosas. Luego, en caso de no ganar, las miradas se van a dirigir a lugares insospechados hasta el momento.

Cuando las cosas vienen mal dadas es cuando más sentido adquiere la calma. Y ahora, mismo, por las razones que sean, el equipo está loco en posicionamiento y determinaciones que han llevado a futbolistas a ser titularísimos a ser señalados de un día para otro. A eso hay que sumar que son pocos los que tienen un puesto definido. Está bien lo de la polivalencia. Pero hasta cierto punto. A veces no hay que hacer tantos cambios de posicionamiento porque nadie se convierte en un especialista de un lugar determinado. Es solo una reflexión.

Al Cartaya le espera un Espeleño en medio del océano sin tierra a la vista. Es colista de la tabla, no conoce la victoria, solo tiene dos puntos y para ellos el partido es a vida o muerte. Así de simple. Como ven, se cruzan dos vidas semejantes que se puede agravar considerablemente para el que pierda.

Dado el comportamiento del entrenador en cuanto a los perfiles de un determinado equipo titular, difícil de escrutar cuando viene de una manifestación futbolera deficiente, acertar con el equipo sería un milagro. En todo caso, si ha habido reflexión, que seguro que sí, Amate debería volver a los orígenes, al equipo que antes de la tormenta de Bollullos generó ilusión aún sin resultados. Seguir castigando a futbolistas por malos vientos en contra solo conseguiría agravar la situación. A estos jugadores no se les puede haber olvidado jugar a la pelota.

La cita descubrirá las intenciones y luego las prestaciones dirán. Es un momento delicado, seguramente el momento más delicado desde que Amate es entrenador del Cartaya. Nadie dijo que fuese a ser fácil. Pero también es cierto que nadie esperaba que el equipo se cayese de esta manera.

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