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Real Madrid - Barcelona, final de la Copa del Rey: Reconquista blanca (96-85)

El Real Madrid celebra el título.

El Real Madrid celebra el título. / Carlos Guerrero

Monumental final de Copa en Málaga, donde el Real Madrid continúa con su idilio con la competición. Como en 2014 y 2020, anteriores ediciones en el Carpena, el equipo blanco alzó el título de campeón en la reina de febrero, una subasta de gloria instantánea en la que el cuadro que adiestra Chus Mateo ganó el trofeo (96-85) tras tres temporadas sin catarlo. Honores también para el Barcelona, que aguantó durante más de tres cuartos al que ha sido en la primera mitad de temporada un equipo intratable a nivel español y europeo. Pero tuvo más jugadores próximos a su mejor nivel el Real Madrid en un partido en el que el arbitraje desconcertó bastante y que fue muy protestado por el conjunto culé.

Tras los grandes cambios durante el verano en Barcelona, la pinta del proyecto es mejor ahora que en diciembre, cuando Roger Grimau estaba muy cuestionado. Menos de dos meses antes salía perdiendo por 20 puntos del Carpena en Navidad. Pero aún no le dio para hincar el diente a un equipo con muchísima jerarquía y que, libra por libra, es el mejor, con seis jugadores con 12 puntos o más. No fue hasta el último cuarto cuando estiró el marcador el equipo madrileño. El partido se había movido en ventajas cortas de tres-cinco puntos como máximo para cualquier equipo, con constantes cambios en el liderazgo para uno y otro. Con rachas de jugadores alternos, con Campazzo y Satoransky repartiéndose la batuta del encuentro de manera pendular. Con minutos deliciosos de Jabari Parker, un súper clase que está aquí en Europa por el estado de sus rodillas. Con un gran Mario Hezonja metiendo, con Deck y Musa de lugartenientes de Campazzo.

En ese momento crítico del tercer cuarto, dos triples consecutivos de Yabusele extendieron la renta de tres a nueve puntos y ahí ya le costó al Barcelona, que lamentó mucho la salida del partido de Jan Vesely, un titán el checo para aguantar a su equipo. La entrada de Willy Hernangómez en la pista ahondó el boquete. Le está costando al madrileño ser un jugador solvente. Su salida aumentó el dominio de Vincent Poirier, tremendo (32 de valoración, aunque se optara por el MVP de Campazz) bajo aros. Quizá se echó de menos un regreso de Brizuela, que había dado minutos de calidad en el lugar de un Laprovittola (2/8 en tiros de campo) demasiado disperso.

Los cinco últimos minutos fueron de superioridad blanca, no vio el Madrid peligrar el triunfo ante un Barcelona que está en reconstrucción, pero siempre con las urgencias y necesidades de un grande pese a que ha vuelto a las vías. Fue la quinta Copa en Málaga, las dos primeras fueron del Barcelona, desde aquella de Paul Gasol en 2001, y las tres siguientes fueron del Real Madrid, con Llull y dos veces Campazzo como MVP. El cambio de Pablo Laso por Chus Mateo no fue tan fatídico como pronosticaban algunos agoreros. Con una plantilla tremenda que no es fácil de gestionar, fuera de los focos y sin demasiado altavoz mediático, va encadenando títulos y se corona en una ciudad que conoce bastante bien.

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