La UD Las Palmas retorna a Primera División cinco años después para afrontar su trigésima quinta temporada entre los grandes del fútbol español, y lo hace con un marcado estilo de juego, con 'ADN' Barça, impulsado por su entrenador, Xavi García Pimienta, y la llegada de nuevos futbolistas a los que el técnico catalán ha tenido a sus órdenes en La Masía.

La filosofía de Pimienta, con un fútbol basado en la posesión del balón y una presión alta en el campo rival, no exenta de riesgos, dio sus frutos en Segunda División y ahora sólo resta comprobar si el modelo funcionará también en Primera.

Las Palmas ha mantenido el bloque que le dio el ascenso, y algunos de los fichajes que han llegado, con el equipo aún en construcción, llevan el sello inequívoco de Pimienta: el lateral derecho Julián Araujo, cedido por el FC Barcelona, el delantero Munir, al que tuvo en su etapa juvenil en el equipo azulgrana, o la inminente incorporación del defensa central zurdo Mika Mármol (Andorra), al que también tuvo a sus órdenes en la Ciudad Condal.

Llegada de Munir

A ellos se han unido Aarón Escandell (Cartagena), un guardameta con notable trato del balón con los pies, cualidad imprescindible para iniciar el juego desde atrás, así como el madrileño Javi Muñoz, un centrocampista que abarca mucho campo.

También han llegado Cristian Herrera, quien regresa a la UD Las Palmas con un amplio bagaje de partidos en el fútbol profesional desde que se marchó de la isla, y el lateral izquierdo Daley Sinkgraven, el primer holandés en la historia del club.

Además, la Unión Deportiva ejerció la opción de compra que tenía pactada con el Huesca sobre el delantero grancanario Sandro Ramírez, pieza clave en el tramo final de la pasada temporada, culminada con el ascenso, otro futbolista con pasado azulgrana, al igual que el también atacante Marc Cardona, al que Pimienta reclutó el verano anterior para la causa amarilla.

El veterano Jonathan Viera

Ese elenco de jugadores estará capitaneado un año más por Jonathan Viera, el faro que guía al equipo amarillo, y adornado con la continuidad de Alberto Moleiro, la última joya de la cantera canaria a la que Las Palmas, de momento, no ha precisado vender, como hizo en su día con el internacional Pedri.

Tras completar una buena pretemporada, el único inconveniente que se ha encontrado el conjunto amarillo este verano ha sido la lesión de Fabio González, al recaer de una lesión de tobillo de la que ha tenido que ser operado, lo que podría acelerar la llegada de otro centrocampista, además de un delantero centro, para poner la guinda al pastel antes del cierre del mercado.

Las Palmas empezará como local contra el Mallorca, en un duelo entre equipos isleños, y el caprichoso destino le tenía reservada una curiosidad en el calendario: cerrará la temporada en Gran Canaria ante el Deportivo Alavés, en el mismo estadio y ante el mismo rival contra el que celebró el ascenso directo el pasado 27 de mayo, y también ante el que descendió de forma matemática la última vez que estuvo en Primera, en 2018.