
Alto y claro
José Antonio Carrizosa
Nos toman por tontos
Crítica de Cine fila siete
'LA MODISTA'
Cines Aqualon Puerto Huelva y Multicines Al Andalus Punta Umbría.- Producción: Australia, 2015.- T. O.: 'The dressmaker'.- Duración: 118 minutos.- Dirección: Jocelyn Moorhouse.- Guión: Jocelyn Moorhouse y P. J. Hogan basado en la novela de Rosalie Ham.- Fotografía: Donald M. McAlpine.- Música: David Hirschfelder.- Montaje: Jill Bilcock.- Intérpretes: Kate Winslet, Liam Herns-worth, Judy Davis, Hugo Weaving, Sarah Snook, Caroline Goodall, Kerry Fox, Julia Blake
Siento no conocer la novela original en la que se basa esta película -uno no tiene tiempo para leerlo todo- editada, por cierto, recientemente por Lumen en edición de bolsillo muy barata. Permítaseme la publicidad con tal de que la gente lea. En la ignorancia del texto de origen no resulta casual que el conocido productor, Paul John Hogan, recurra una vez más como base de un guión a un libro como lo hizo otras veces de memorable recuerdo. En esta ocasión con un tema muy recurrente que no es la primera vez que contemplan la literatura y el cine. La vuelta al terruño de quien lo abandonó hace tiempo y retorna con las peores intenciones.
Unas primeras imágenes sobre la infancia atormentada de la protagonista preceden la llegada de ésta a su pueblo de Dungatar, la Australia profunda. Corre el año 1951 y Tilly Dunnage vuelve con un sólo propósito: vengarse de las afrentas sufridas de niña culpándola de la muerte de un compañero de clase. Ha trabajado varios años como diseñadora de alta costura con las firmas más prestigiosas de París y cuando llega a la que fuera su casa la encuentra invadida de maleza, suciedad y abandono y a su madre en total inanición. Pronto Tilly descubrirá sus habilidades en la confección que transformará a las mujeres de la pequeña población al tiempo que por éstas y otras causas desencadena toda una tormenta entre muchas de las que fueron sus amigas, revolviendo sucesos y circunstancias oscuras del pasado. La venganza de Tilly se trama entre costuras si parodiamos el título de la famosa novela de la española El tiempo entre costuras (2009), de María Dueñas.
Hay en la película de Jocelyn Moorhouse, vuelta a la dirección tras dieciocho años de ausencia desde Heredarás la tierra (1997) y veinticinco desde su descubrimiento con La prueba (1991), una simbiosis -a veces bien urdida- de géneros en la que predomina el drama con aires de western, el melodrama de rasgos surrealistas, la tragedia, la crónica o crítica social y la comedia negra con matices de pérfido sarcasmo y disparatadas consecuencias. Aparte de una espléndida ambientación en un escenario natural de miseria, marginación y desarraigo, frente a grupos sociales más acomodados con referencias u homenajes desde el punto de vista cinematográfica, en el recuerdo de Sunset Boulevard (1950), el impagable film de Billy Wilder -en España titulado El crepúsculo de los dioses- con una escena protagonizada por Gloria Swanson y William Holden, que ven en un cine Tilly y Teddy; de Gilda (1947), de Charles Vidor a la que Tilly imita despojándose de los guantes como Rita Hayworth con un expresivo erotismo que perturba sensiblemente a los contendientes del partido de rugby que juegan los jóvenes del lugar. También la mención a la comedia musical South Pacific (1949), de Roger y Hammerstein II, de gran éxito en Broadway en aquellos tiempos.
Son, diríamos, los momentos estelares de una película de singulares atractivos éticos y estéticos, de ingeniosa mordacidad en muchos de sus pasajes, en los que en la mayoría luce el talento demostrado siempre por Kate Winslet, dura, despiadada e implacable en su reivindicación, junto a Judy Davis, la alcohólica madre de Tilly, perfectamente caracterizada y nominada varias veces a los Oscar, el joven Liam Hemsworth, convincente en su relevante personaje o el increíble travestido sargento de policía que encarna Hugo Weaving. Una lástima que hacia el final todo se desmadre exageradamente con secuencias disparatadas, desconcertantes, embarulladas e innecesarias, que emborronan el buen trabajo de casi toda la película.
QUIROGA
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