Infraestructuras

El 'túnel del pánico' de Loja: la lección ferroviaria olvidada

Entrada oeste del túnel de San Francisco de Loja

Entrada oeste del túnel de San Francisco de Loja / Carlos Gil / Archivo

Y de repente, los trenes no cabían en los túneles. Años esperando nuevas máquinas para mejorar el servicio en Asturias y Cantabria, inversión comprometida, y un error garrafal de diseño y de comunicación entre Adif y Renfe para casi echar para atrás todo el proyecto completo. Esto acaba de pasar y se ha llevado por delante al presidente de la operadora de trenes, Isaías Táboas, y a la secretaria de Estado de Infraestructuras, Isabel Pardo de Vera, anterior mandamás del gestor de obras ferroviarias del país. Y mira que ya hubo otro túnel del que aprender, en concreto de lo que se hizo en Granada, y más en concreto aún de la chapuza que se hizo en Loja, por donde los trenes de Alta Velocidad tienen que bajar de los 40 kilómetros por hora para pasar por el que en su día se llamó 'el túnel del pánico', el de San Francisco de Loja.

Fue el punto culminante de una historia chapucera que, como principal titular, resume perfectamente la situación vivida en Granada con el AVE: la línea de Alta Velocidad que llega a la provincia atraviesa un tramo de 27 kilómetros construido y trazado en el siglo XIX, y que se adaptó porque el Ministerio de Fomento, con Ana Pastor a la cabeza, cerró el grifo en 2014 para construir la llamada Variante de Loja, una gran obra que incluye cerca de una decena de viaductos y túneles que permitirá, se supone que en cinco años, que Granada tenga AVE con doble vía y Alta Velocidad comercial. Esta obra está en fase de redacción para la adaptación del proyecto, precisamente a la normativa europea de túneles y viaductos del año 2015.

Paso de trenes AVE y Avant por túneles de San Francisco y Quebrada en Loja

Adaptar ese tramo de cerca de 30 kilómetros para 'adelantar' la llegada del AVE a la capital granadina supuso, de entrada, cortar en 2015 la línea de tren convencional Granada-Bobadilla, en principio para seis meses, que luego se prolongó casi cinco años por las sucesivas paralizaciones de las obras, aislando por tren a la provincia en un agravio que no se había dado nunca para una gran capital de provincia.

Y entre esas adaptaciones había que ampliar el túnel de San Francisco de Loja, una vieja obra de hace siglo y medio prácticamente, que no permitía el paso de trenes de Alta Velocidad. Adif tuvo que hacer más grande la cavidad y dejar suficiente espacio para que los gálibos permitieran el paso de las diferentes composiciones del AVE. Se rebajó el suelo del túnel varios metros para ganar altura y permitir no solo el gálibo de los trenes, sino también la señalización y la catenaria. Sin embargo, la polémica llegó cuando unas fotos del proceso de construcción mostraban a una locomotora, de la Serie 319 de Renfe, pasando por el túnel dejando un espacio muy pequeño en los laterales.

Paco Cuenca y José Entrena pasan por el antiguo túnel de San Francisco de Loja Paco Cuenca y José Entrena pasan por el antiguo túnel de San Francisco de Loja

Paco Cuenca y José Entrena pasan por el antiguo túnel de San Francisco de Loja / Álex Cámara / Archivo

"La falta de espacio entre los vagones y las paredes del túnel suponen un grave riesgo para la seguridad de los viajeros". Las plataformas por el tren de la provincia, muy activas por aquel entonces como 'AVE sí, pero no así', pusieron el grito en el cielo y afirmaban con fiereza: la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria no iba a autorizar la circulación de trenes AVE por el túnel de San Francisco. En concreto, las asociaciones denunciaban que las obras habían una anchura neta en el interior del túnel de 430 centímetros, y que según qué modelos de tren, dejarían una anchura total libre de 139, 65 por cada lado, ocasionando un problema de seguridad en caso de accidente.

A esta corriente se sumaron representantes políticos de la provincia, en especial el presidente de la Diputación, el socialista José Entrena, quien también puso en duda la seguridad del túnel de San Francisco. Lo tenía fácil: disparaba al Gobierno de la Nación, por entonces presidido por el popular Mariano Rajoy, al que eso sí, le quedaban apenas dos meses en el cargo en abril de 2018. Fue cuando el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) quiso acabar con la polémica antes de que se fuera de las manos y poner aún más en jaque una obra ya controvertida desde hacía casi cuatro años.

Inicio de las obras en el túnel de San Francisco de Loja Inicio de las obras en el túnel de San Francisco de Loja

Inicio de las obras en el túnel de San Francisco de Loja / Paco Castillo

Adif aseguró que el túnel cumplía con los requisitos legales y que no se iba a convertir en una "ratonera", como se denunciaba en la provincia. De entrada, el túnel de San Francisco mide 160,7 metros de longitud, que serían 245 sumando las pantallas de hormigón, que forman parte del mismo pero ya al aire libre, cuando un tren AVE de la Serie 112 como los que iba a usar Renfe para Granada tiene una longitud de 200 metros. Es decir, tanto la cabeza como la cola del tren nunca están a la vez dentro del túnel, lo que facilitaba la evacuación de pasajeros en caso de accidente. También los trenes S-730 híbridos, que se especuló que harían los primeros servicios en su momento, y que sí harán la futura relación Madrid-Granada-Almería, cumplen con ese requisito de longitud al medir 186 metros. No se cumple, eso sí, con los trenes de media distancia Avant. Ambos, los S-104 y S-114 miden 107 metros.

Interior del túnel de San Francisco de Loja Interior del túnel de San Francisco de Loja

Interior del túnel de San Francisco de Loja / Antonio Campos

En este caso, Adif recordaba a los políticos y activistas que el túnel se encuentra en una "considerable pendiente", lo cual facilita una maniobra de caída del vehículo para liberar una de las cabecera y sacarla del túnel también en caso de emergencia. Basta con "la simple acción de deslizar el tren de tal forma que en segundos quedara fuera del túnel", argumentaba el organismo gestor de infraestructuras ferroviarias del Estado.

Con las soluciones sobre la mesa, Adif también puso negro sobre blanco con la normativa. Así, recordó que la obligatoriedad de tener pasillos de evacuación en túneles ferroviarios existe cuando es de medio kilómetro de longitud en adelante, circunstancia que no se cumple con el de San Francisco de Loja, de 245 incluidas las pantallas de hormigón que aseguran su acceso. Otro aspecto que destacaba el Administrador es la forma del túnel, construido en curva, y donde "el radio" de la misma "hace que la distribución del espacio libre sobrante permita el tránsito peatonal en la zona interior de la curva".

Demostración de existencia de aguas sulfurosas en el túnel de San Francisco Demostración de existencia de aguas sulfurosas en el túnel de San Francisco

Demostración de existencia de aguas sulfurosas en el túnel de San Francisco / Álex Cámara / Archivo

Además, aludía en la respuesta a que, a pocos metros de la boca del túnel, hay una puerta de acceso peatonal que comunica con el casco urbano de Loja, "lo que constituye un elemento de seguridad importante respecto a la evacuación de viajeros", la cual también se veía favorecida en que la vía se encuentra instalada en una placa con solera sin piedras (balasto), que hace más sencillo caminar junto al tren en estos casos. "Cumple toda la normativa exigible, tanto en los referente al gálibo como en normativa de seguridad", finalizaba Adif su explicación. Meses antes de la puesta en servicio de la línea, la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria dio el visto bueno.

Este no fue el único problema del túnel. Antes de todo esto se advirtió de la presencia de aguas sulfurosas, lo que obligó, de un lado, a sellar las grietas con mortero, y luego a impermeabilizar la infraestructura instalando un nuevo sistema de drenaje. Para asegurar más la obra, se inyectó cemento en los huecos, se reforzaron los muros laterales con micropilotes, y se instalaron, ya al aire libre, grandes vigas de acero para 'coser' los flancos. Una obra, en el fondo pequeña, de un túnel polémico, del que no aprendió nadie.

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