Comer de los huertos urbanos andaluces no es peligroso

Un estudio revela que el riesgo para la salud del consumo de las hortalizas es potencialmente mínimo

La acumulación en el organismo de ciertos elementos químicos puede ser el origen de cánceres

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Un hombre cuida un huerto en la periferia de Sevilla.
Un hombre cuida un huerto en la periferia de Sevilla. / Juan Carlos Vázquez
Miguel Lasida

13 de junio 2024 - 13:11

El consumo de la lechuga, el tomate, la cebolla o el calabacín de los huertos que están desperdigados en los municipios y las ciudades de Andalucía no presentan un riesgo para la salud. Así lo señalan los resultados de un reciente estudio científico publicado por la revista Environmental Science and Pollution Research a pesar de que algunos de los suelos analizados habían mostrado una contaminación por elementos químicos potencialmente tóxicos, según informa en una nota el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

La acumulación en el organismo de arsénico, cromo, cobre, níquel, plomo y zinc, entre otros, pueden provocar mutaciones en las células animales que acaban derivando en tumores y cánceres. La ingesta de alimentos contaminados con estos químicos es el origen de no pocas perturbaciones en la salud. El objetivo del estudio, cuyas autoría responde a los nombres de Sabina Rossini Oliva, del Departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Universidad de Sevilla, y Rafael López Núñez, del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, era averiguar si la presencia de elementos potencialmente tóxicos como el arsénico, plomo o zinc presentes en los suelos de estos huertos se transmitían de modo directo a las hortalizas y, por tanto, si su ingesta podían poner en riesgo la salud de los usuarios de huertos urbanos. Los científicos han hallado que el riesgo potencial para la salud es mínimo, muy por debajo de los niveles internacionales de referencia.

Los resultados han resultado pues un alivio si se comparan con trabajos anteriores que habían alertado de la peligrosidad derivada del rastro de metales pesados en algunos huertos urbanos. Una de las zonas más controvertidas era el entorno minero de Riotinto, en Huelva, en cuyos suelos han ido registrándose niveles de contaminación muy altos. Sin embargo, el consumo de hortalizas de estos parajes no acarréo un peligro significativo, aunque los investigadores subrayan que es fundamental un buen lavado previo de los vegetales.

El tráfico rodado es la principal fuente de contaminantes

Lo explica uno de los investigadores principales del estudio, Rafael López Núñez: “Ante la proliferación de huertos urbanos en el mundo, varios estudios previos habían indicado la presencia de elementos potencialmente contaminantes en los suelos y hortalizas, provenientes especialmente del tráfico en las grandes ciudades. No obstante, en muy pocas ocasiones se había cuantificado los riesgos para la salud humana”, que ha sido lo que ha analizado el estudio, en donde destacan que en un futuro puedan aparecer nuevas fuentes de contaminación fruto del cambio climático.

Para hacer el estudio, los investigadores recolectaron entre 2021 y 2023 un número de 282 hortalizas y 102 muestras de huertos urbanos sevillanos de las zonas de Alcalá de Guadaíra, Torreblanca, Jardines de Hércules, Parque del Alamillo, Parque Alcosa, Parque Guadaíra, Infanta Elena, Parque de Miraflores 2 y la Vega de Triana; de huertos cordobeses de los parques de la Asomadilla y de Levante: y de terrenos onubenses del parque Moret y de los municipios de Nerva y Riotinto. Estas muestras de huertos urbanos se compararon con otras recogidas en un huerto periurbano de Utrera y de otras compradas en diferentes supermercados.

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