La campaña electoral del vencedor de las elecciones francesas, Emmanuel Macron, fue pirateada por el grupo de hackers rusos Pawn Storm, más conocido como Fancy Bear, el mismo grupo que fue acusado de ciberataques contra la candidata demócrata a las presidenciales en EEUU, Hillary Clinton. Pero a España no llegan los rusos. En las primarias del PSOE no hay hackers, nos tenemos que conformar con los dardos punzantes y venenosos que se arrojan los Sánchez y Díaz en los discursos ante la militancia y en las redes sociales (qué poca clase tienen los representantes). No me dirán ustedes que no existe similitud entre las pasadas elecciones de Estados Unidos y las primarias del PSOE. Susana Díaz es lo más parecido a Hillary Clinton, y Pedro Sánchez a Donald Trump. Nadie apostaba un duro por Trump y ahí lo tienen, dando órdenes a diestro y siniestro. Nadie confiaba en los avales de Sánchez y casi alcanza a Díaz.

Uno, que es prudente, comienza a ver con buenos ojos a Patxi López. Su único problema es que es vasco (para los españoles de mente cerrada, claro está). Su discurso en estos momentos es de lo más esclarecedor. Dice que las luchas internas van a hacer desaparecer el partido. Manuel Valls ya lo ha dicho en Francia: "El Partido Socialista ha muerto". Y así, con esa rotundidad expresiva, ha dejado boquiabiertos a los galos. España va por el mismo camino, no lo olviden.

El discurso, en los distintos ámbitos, suele crear universos enriquecedores. Véase el discurso literario o el discurso político de altura (inexistente en España). Pero en este país los únicos discursos que se crean son tan absurdos como esa traducción al andaluz de El Principito. En primer lugar, el andaluz es una variedad lingüística histórica de la lengua española, y no un idioma (como se anunciaba en la invitación que ha tenido lugar en Sevilla esta semana). En segundo lugar, este libro, Er Prinzipito, que ha sido traducido por Huan Porrah (Juan Porras), un exconcejal de Mijas por Alternativa Mijeña y vinculado al Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), es una variedad del dialecto andaluz de una pequeña región malagueña, la Algarbía, por tanto, el andaluz de a pie, que habla castellano no lo olviden, la mayor parte de este texto le va a sonar a chino.

Si Antoine de Saint-Exupéry levantara la cabeza y viera esta nueva y hortera versión de su gran obra llamaría a los rusos. Pero los llamaría de inmediato. ¿Dónde están los rusos? España la pasan de largo.

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