Alto y claro
José Antonio Carrizosa
¿Merece la pena?
Evidentemente, ante la primera ola de calor del verano, además de cortar la A-49 en sentido Huelva, considero igual de importante dosificar una buena ración de papas con chocos, además de degustar las primeras sardinas con una caña en el chiringuito.
Muy probablemente, ya más de uno andará sufriendo con el aparcamiento en Punta Umbría, y muy pronto Pili comenzará a dar sus paseos playeros camuflada con sus atuendos veraniegos. Pero mientras tanto, como guinda a la semana se celebró en el Consistorio un pleno ordinario municipal en el que se echó en falta la pausa y serenidad de Mónica Rossi, pero con la presencia de Gabi, que no debería ser noticia. Y… nada nuevo, en la tónica habitual: con continuas acusaciones, descalificaciones personales, tonos subidos de decibelios y expresiones en ocasiones propios de una reunión de comunidad, pero para qué vamos a cambiar…
Ante semejante panorama, Pili mantiene la calma y aguanta pulsaciones. Nuestra alcaldesa prosigue con su tono habitual, e inaugurando. Y esa es otra: resulta que tras dos años de gobierno todavía lo que está inaugurando Pili es del anterior equipo de gobierno. Que alguien me aclare cómo es posible que cuando hablamos de problemas y abandono de barrios se les exige inmediata solución, además de acusarles de haberlos creado este gobierno, y no el anterior. Pero cuando hablamos de inauguraciones, éstas sí son del equipo de gobierno anterior y, por ello, heredadas de aquel. A ver quién lo entiende.
Vaya, que me están liando, y todavía no tengo muy claro si el monumento recién inaugurado en la rotonda de la avenida Escultora Miss Whitney en memoria de nuestra queridísima Amparo Correa fue obra de Pedro Rodríguez, de Petronila Guerrero, de Mario Jiménez o de Rafael Gavilán.
Me consuelo con muy poco, y no es precisamente con la actuación de Melody la diva, no. Ese poco consuelo en el que me baso es el de saber que muy pronto, desde el patio cintero y a la caída de la tarde, comenzarán a afinar bandurrias y guitarras, y… sí, son mis adorados campanilleros de mi Virgen de la Cinta entonando aquellas letrillas y fandangos tan choqueros, para el deleite de todos los cinteros en la deseada madrugada del mes de agosto. Ya nos queda menos.
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