QUE al PP se le mueve la tierra bajo los pies es algo que hemos podido comprobar esta semana. Miles de jubilados se han manifestado en diferentes ciudades de España, entre ellas Huelva, para denunciar la misérrima subida en su paga aprobada por el Gobierno central. Que las personas mayores, teóricas votantes de los populares, salgan a la calle en grupo no es más que otra señal de cómo el partido de Mariano Rajoy está perdiendo la mano con su propia gente. No es nuevo ni nos sorprende a estas alturas observar la desconexión entre la formación de la gaviota y la calle, pero para quienes mandan en Génova esto debería ser muy preocupante.

Quizás por ello, el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, ha accedido a reunirse el próximo jueves con una representación de la Federación Onubense de Empresarios (FOE), para abordar los insoportables retrasos que acumulan no pocas infraestructuras básicas para la provincia. Si los jubilados se ponen en pie de guerra, en el PP no pueden permitirse que lo hagan también los empresarios, supuestamente tradicionales socios en la travesía del Gobierno.

De la Serna cede tras la amenaza de la FOE de llevar la protesta a la calle ante el atraso histórico, las pésimas conexiones ferroviarias, el olvido del desdoble de la N-435, la parálisis de las obras hidráulicas necesarias para el campo onubense... Y así un largo etcétera.

Sin duda, es positivo que el ministro reciba a una representación de la sociedad, pues demuestra que, a falta de sensibilidad, al menos el miedo hace que se muevan unos resortes oxidados. Sin embargo, este primer paso es manifiestamente mejorable. No es de recibo que el Gobierno de España olvide a las instituciones que representan al pueblo de Huelva. Ayuntamiento y Diputación llevan enviadas ocho misivas, sin respuesta desde Madrid, para pedir un encuentro institucional en el que tratar las mejoras que necesitamos. Se podrá estar más o menos de acuerdo con el color político que gobierna las dos principales instituciones de la provincia, pero lleva razón el presidente de la Diputación, Ignacio Caraballo, cuando dice que ellos representan el voto ciudadano. Y ese voto se merece respeto y consideración. Y se merece que, aunque sea para decir que no, el ministro de turno o quien sea del Gobierno central acceda a un encuentro para poner negro sobre blanco la realidad y lo que se va a hacer. Huelva necesita de la unidad política, social y económica para despegar y ésa se logra dejando de lado las camisetas que visten unos y otros. Los onubenses se merecen el mejor trato posible por parte de quienes los representan, que, además, se juegan en ello su pervivencia.

Si el Gobierno accede a verse con la FOE, que acierta de pleno en sus medidas de presión, no debería hacer menos con Ayuntamiento y Diputación y, a partir de ahí, marcar la hoja de ruta a seguir. Lo que está claro es que las infraestructuras clave que le urgen a Huelva dependen de Madrid, le guste más o menos a quienes representan a la gaviota por aquí. Avancemos en eso y así, posteriormente, podremos ir con la cabeza bien alta a Sevilla a pedirle a la Junta que de una vez nos conecte mejor a la costa.

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