Hace unos días, en la ceremonia de los Premios Tony, Robert De Niro subió al escenario del Radio City Music Hall de Nueva York para presentar a Bruce Springsteen, y comenzó su intervención con estas palabras: "Voy a decir una cosa. Que te jodan Trump", despertando la mayor ovación de la noche. Y como anillo al dedo nos viene este discurso de De Niro. Aún mejor. También hace unos días el estudiante de 19 años del Ramiro de Maeztu Francisco Tomás y Valiente (nieto del expresidente del Tribunal Constitucional asesinado por ETA), subió al estrado del salón de actos del Instituto Beatriz Galindo -situado en la calle Goya de Madrid- como portavoz o alumno elegido en la entrega de los Premios Extraordinarios de ESO, Bachillerato, FP y Enseñanzas Artísticas Profesionales de la Comunidad de Madrid. Frente a él el nuevo presidente de esa comunidad, Ángel Garrido y, entre otros cargos públicos, el consejero de Educación, Rafael Van Grieken. Y el joven de 19 años les dijo a todos a la cara: "Menos excelencia y más equidad educativa". Como ustedes comprenderán todos quedaron perplejos.

El joven Tomás y Valiente, en el fondo, lo que intentaba decir era algo así como lo que dijo De Niro pero manifestado ante la comunidad educativa, esa que busca la excelencia por encima de otros cánones y nos arrastra hacia una perdición infumable. Decir menos excelencia y más equidad en educación es coherente, y mucho más en una comunidad cuyos gobernantes buscaron hacen año la LOCE, la Ley Orgánica de Calidad de la Educación (2002), promulgada durante el segundo mandato de Aznar y que duró lo que suelen durar estas leyes, nada. La LOCE no llegó a aplicarse. Era una ley orgánica sin equidad. Lo de la calidad lo dejaremos para otra ocasión más ecuánime.

Pero quien ha demostrado no tener equidad, en absoluto, es Julen Lopetegui, seleccionador nacional. Hoy jueves comienza el mundial de Rusia. El fútbol es el deporte nacional por excelencia, y mañana viernes debuta España frente a Portugal. Y así puestos va y anuncia que será el próximo entrenador del Real Madrid. Sin ninguna equidad. Menos mal que el presidente de la Federación de Fútbol ha mandado al tal Lopetegui a Madrid, a que dirija desde este momento su preciado nuevo club. Con el fútbol suele pasar lo mismo que con la política. Todos los ciudadanos se ilusionan con un proyecto y acaban mandando al carajo a más de un político. Para lo que hay que ver o lo que hay que escuchar, que te jodan Lopetegui.

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