H UELVA es una ciudad industrial y tiene que seguir siéndolo". "El sector apuesta por la investigación y la aplicación de las nuevas tecnologías para seguir creciendo". "Los empresarios deben liderar un plan estratégico para Huelva". Estas frases han sido pronunciadas en apenas una semana por Gabriel Cruz, Rafael Domínguez y Javier Targhetta en el desarrollo de tres desayunos informativos organizados por Huelva Información en la capital. El alcalde onubense, el gerente de Freshuelva y el consejero delegado de Atlantic Copper han trazado su visión del futuro de Huelva desde sus respectivos lugares de observación. El Ayuntamiento, la patronal del sector de los frutos rojos y el líder de la empresa con mayor volumen de facturación en la provincia. En los tres casos se ha lanzado un mensaje de ambición, de optimismo ante las espléndidas perspectivas que tenemos ante nosotros, de la enorme oportunidad que se nos ofrece de la mano del crecimiento imparable que está viviendo el Puerto de Huelva. Los tres ponentes han coincidido en el momento clave en el que nos encontramos, en la realidad de una provincia que ofrece unos números en producción agrícola e industrial que están al alcance de muy pocos y en la posibilidad de que, respaldada también en la minería y el turismo, la economía onubense dé un salto definitivo. "El objetivo es que no haya que hacer planes de empleo", sentenciaba Cruz.

Es cierto que para lograr este objetivo necesitamos más infraestructuras de transportes, mejores regadíos y conducciones de agua y más colaboración desde las administraciones. Eso lo sabemos y en su reclamación debemos estar juntos y sin fisuras. Pero quizás lo más importante es superar otra conclusión en la que también han coincidido el alcalde, el industrial y el agricultor: hemos de superar esa inveterada costumbre de ponernos palos en las ruedas a nosotros mismos. Debemos superar la tendencia a machacarnos, a considerarnos peores, a creer que de las chimeneas de nuestras fábricas sólo sale mierda y que de los campos no nacen más que frutos criados con agua robada y mano de obra explotada. Hemos de acabar con esas mentiras de una vez por todas. Hemos de ser capaces de decir en voz alta que somos muy buenos en lo que hacemos, que aquí hay oportunidades que no se dan en muchos sitios y que además hay una calidad de vida que es magnífica para emprender nuevas aventuras.

El futuro de Huelva depende sólo de nosotros. Igual que hemos sido capaces de pasar de unas pocas hectáreas de fresas a facturar 1.000 millones con ellas o de recuperar la actividad minera para encabezar el ranking exportador andaluz, debemos ser capaces de derribar de una vez los muros que nos constriñen para sacarle el máximo partido a nuestras capacidades. Hay que arrinconar a los derrotistas, los agoreros, los que viven de cantar las desdichas de Huelva. Hay que sacar de una vez el orgullo patrio para reivindicar lo nuestro. Quienes ocupan los puestos destacados están de acuerdo en ello. Ahora sólo falta convencernos nosotros. Hagámoslo, es posible. Miremos al futuro. Nadie ha avanzado nunca mirando hacia su espalda.

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