Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Zamiatin
EL personaje no es nada de fiar, pero en esos momentos tampoco tenía por qué mentir. Durante una entrevista a Jorge Vestrynge, este hombre que ha saltado desde la extrema derecha al otro barrio, me confesó que Rodrigo Rato "sabe tanto de economía como yo -dijo el ex secretario general del PP- de periodismo". Me quedé pensando pero poco más, aunque una llamita de duda encendió el vivaracho chico de Fraga cada vez que Rato ascendía y descendía: Economía, FMI y Bankia. Rato se estrenó como diputado por la provincia de Cádiz, se contaba que su padre, rico empresario, quería que su hijo se dedicase a la política y le hallaron, allanaron, un buen lugar en esta circunscripción. Allí tuvo amigos, Teófila Martínez, entre otros, y a un delegado de la Zona Franca, Manuel Rodríguez de Castro, que él envió al sur y que hoy está condenado a ochos de cárcel por el Tribunal Supremo a causa del escándalo de Rilco. Lo que Hacienda investiga ahora es la procedencia del dinero regularizado por Rato por si hubiera incurrido en blanqueo de dinero.
Mariano Rajoy ya tiene a su Mariano Rubio, aquel gobernador del Banco de España al que los policías enviaron a la cárcel en el último mandato de Felipe González. A Rubio se le encontró una cuenta opaca con 180.000 euros que llevaba una clave como única identificación y que gestionaba el principal implicado en el caso Ibercorp. Se cuestionó su detención televisada y su innecesario envío a prisión. Dos años después, falleció de un cáncer de colon abandonado por casi todos. Rubio fue la víctima que Felipe González encontró para sacudirse a toda la beautiful people de entonces.
El tercer escándalo de Rato -el primero está aún irresuelto: su fuga del FMI- venía amenazando desde ayer el futuro político del PP en las próximas elecciones generales. Ni Chaves ante el Supremo, ni hoy Zarrías, ni la bronca del Parlamento andaluz, Rato se lo iba a llevar todo por delante, tapaba todas las noticias. No pudo ser el sucesor de Aznar pero iba a acabar con el sucesor de Aznar. A Rato lo detienen en su casa, un agente del Servicio de Vigilancia Aduanera lo introduce en el coche a escasos minutos del Telediario. Caiga quien caiga, que dirían en el PSOE. Cristóbal Montoro, quien fuera su secretario de Estado de Economía, ha estado indagando en las cuentas de medio país o, al menos, eso parece por las insinuaciones que hace. No podía permitir que su anterior jefe le estropease todo al actual.
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