Marisa Fernández Serrat /

Pícaros del siglo XXI

La Verdad es Plural

CONFUSOS, muy confusos son los tiempos que vivimos. Nunca, del pasado inmediato, el futuro se ha presentado más incierto. Somos testigos de cambios nunca imaginados (¿bajarles el sueldo a los funcionarios?) e instintivamente nos entrenamos para "lo peor", sin saber muy bien en qué consiste. Así las cosas, no son malas todas las noticias ni tétricos todos los titulares, porque esta situación también propicia interesantes modificaciones sociales y económicas. Ya la historia nos ha mostrado cómo en entornos difíciles se busca con ahínco la innovación y se estimulan las agudezas del personal. Y algo se va vislumbrando.

Esta crisis está dando lugar a la aparición de pícaros que lo mismo alteran el significado de las palabras en su beneficio, que inventan profesiones o ingenian formas de sacar dinero. A la RAE, que le queda tiempo para analizar las guías universitarias sobre el uso del lenguaje sexista, le pasa inadvertido los verbos que desaparecen o las nuevas y absurdas polisemias. El desmesurado uso del verbo exigir relega a la inexistencia al término pedir. En este país nadie pide, sino que exige. El gobierno ha tomado el verbo racionalizar como sinónimo de recortar. A ver si nos enteramos que disminuir la inversión en sanidad y educación, no es recortar gastos sino racionalizarlos. Otras palabras adquieren significados ambiguos. Ahora resulta que la longevidad, considerada como un indicador de calidad de vida, se ha convertido en un riesgo. Así la califica el FMI para convencernos de la necesidad de atrasar la edad de jubilación ¡Un riesgo! Pero dejemos las palabras y vayamos a los hechos.

Ante la necesidad imperiosa de puestos de trabajo, se investiga para localizar petróleo en Sevilla y Jaén augurando ya el fortalecimiento de la débil economía andaluza. Por otra parte, en Rasquera (Tarragona), y a través de un referéndum, el pueblo ha decidido aprobar el cultivo de una plantación de marihuana porque, independientemente de cuestiones éticas o legales, aportará empleo y sustanciosos ingresos a los vecinos. Sin olvidar la máquina expendedora de carnes que tributa interesantes ingresos a un carnicero de León que da servicio a sus clientes las 24 horas. Es grato comprobar cómo se desarrolla el ingenio y cómo la creatividad se alimenta en la dificultad.

La crisis social del s. XVII español desató una oleada de pícaros literarios. Los actuales son personajes reales que reaccionan a la abundancia anterior buscando nuevas formas de vida. Aquellos "hidalgos empobrecidos" de las novelas del XVII pueden ser los constructores arruinados del XXI y los "miserables desheredados" pudieran ser los adolescentes actuales con sus padres en el paro. El pícaro del siglo de Oro sobrevivió gracias al engaño, el del XXI resistirá por la imaginación.

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