El último premio Nobel en Química fue concedido a dos mujeres científicas que, gracias a las "tijeras moleculares", han conseguido cambiar el ADN de microorganismos, plantas e incluso de animales. También se conoce, por la reciente publicación de Science, cómo se ha conseguido reducir la sensibilidad climática hasta poder mudar determinados aspectos del cambio climático, algo impensable hace unos años. Por otra parte, y a través de un Programa de Inteligencia Artificial, ya pueden predecirse las estructuras de las proteínas que permitirá, por ejemplo, criar plantas tolerantes a la sequía... ¿Serán estos resultados conseguidos, (y en tiempos de pandemia), la causa o la consecuencia para que desde hace meses se haya estado trabajando en una investigación "experimental" en España? (Así llamada por los organizadores, que no investigadores)

El pasado día 27 tuvo lugar en el Palau Sant Jordi de Barcelona, más que una investigación, un concierto "experimental" de Love of Lesbian, distinto y peculiar, con una asistencia que rondaba las 5.000 personas y que tuvo como grupo piloto a los 500 asistentes al concierto de la Sala Apolo de la misma ciudad, en diciembre. Eso de "Experimental", que tanto repite la organización, se refiere a que se trata de una prueba práctica para comprobar si se puede asistir a un espectáculo multitudinario con seguridad garantizada, cerciorándose antes de que sólo asisten personas con su test de antígenos, las consabidas mascarillas y el gel hidroalcohólico. Justo es añadir que, junto con esta comprobación, se obtienen suculentos ingresos en unas arcas vacías desde hace un año. También se celebró un concierto en el Leipzip Arena alemán, para 4.000 personas, con la misma finalidad: ver cómo celebrar grandes reuniones.

Los organizadores del evento llevan una semana asegurando que fue un éxito, pero en la calle quedan muchas preguntas e incertidumbres en el aire: Dudo que Raphael, en su concierto de diciembre, tuviese tantas críticas como Love of Lesbian el pasado día 27. Por otra parte, no entiendo muy bien que no se pueda visitar a los amigos de Sanlúcar la Mayor, pero sí se permita que 5.000 personas se empujen, rocen y toquen sin problema o que no se pueda comer con la familia si son más de seis personas, pero sí abrazarse con miles.

No obstante, el gran enigma está en porqué llamarlo salud cuando quiere decir dinero. A este concierto, ¿será la necesidad de caricias la que empuja a experimentar incluso con la vida?

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