Cultura basura

¿Conocen el Secret Story de Telecinco? Por Dios, al menos por una vez debe verse el programa

La cultura es un concepto vago, disperso y con excesivos sinónimos. De ahí que resulte subjetivo, y hasta peligroso, el calificar de culta a una persona, una película, o una música… Existe una especie de "etiquetado cultural" que lo poseen las personas que adquieren conocimientos o destrezas solamente incitados por un porque sí y sin ser especialistas. Y son cultas porque disfrutan con los saberes en general, porque quieren aprender y porque con valentía, se atreven a cultivar espontánea y desinteresadamente facetas culturales (leer, escribir, pintar…), que "solamente" les provocan bienestar.

Evidentemente, en una vida social preñada de contradicciones y ataques, sería inútil ignorar que existen grupos sociales acomodados en la contracultura, que ignoran el riesgo de perder perspectivas y confunden cultura con sabiduría ¿Conocen el Secret Story de Telecinco? Por Dios, al menos por una vez debe verse el programa: Un grupo de personas, encerradas en una casa, tienen un secreto que deben descubrir los compañeros. La estrella es Belén Esteban y ya está todo dicho. Producto de Mediaset, es también el Deluxe que, animados de morbosos cotilleos entre los aspirantes a "famosillos" y exhibicionistas como profesión, perturba a jóvenes y mayores en Telecinco, la cadena más vista en Andalucía (no comment) y, paradójicamente, la que menos ve la 1, la única cadena pública y la única que parece preocupada por la cultura. Mientras, Atresmedia sigue enriqueciéndose con los datos y el consecuente dinero que proporciona Antena 3. Si ver a Rocío Carrasco llorar apenadamente bate récords de audiencia, ¿Por qué no conseguir más lágrimas? Si las novelas turcas arrasan en Mediaset, ¿Quién ve Sequía?

Existe una cultura basura igual que una comida basura. Las pizzas, salchichas, fritos y otras "especialidades culinarias" ahorran tiempo, son baratas, da beneficios económicos y placer a sus consumidores: un negocio fácil y productivo. En el extremo contrario, están los que "consumen" cultura sin relación alguna con los intereses económicos, que son sustituidos por el goce y la delectación por algo que se ve, se oye o se piensa, por todo lo que ayude a crecer… Los "consumidores de cultura", ajenos a las ganancias materiales, conquistan, eso sí, una manera más gratificante de vivir, sostienen una eterna aspiración al saber por el saber que, además de insaciable, no resta, sino que suma. Y es que la ordinariez es inversamente proporcional a la cultura.

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