La palabra "basura" viene del latín, versura, que se relaciona con verrere (barrer, limpiar…) En mi barrio, bonito y habitado por personas educadas, no es extraño encontrarse más basuras fuera que dentro de los contenedores, una vez colocados estratégicamente en las zonas de más población. Es basura la que llena las bolsas de plástico de Mercadona y luego se abandonan allí mismo, apoyadas en el contenedor, y esperando que alguien lo haga.

En más ocasiones de las deseadas y dado que hay vecinos a los que les apasiona los cambios de decorado, se aprovechan las puertas (que ya están viejas o fuera de moda) para abandonarlas. Y ahí se quedan, días y días apoyadas con mucho cariño, eso sí, en el árbol más próximo y a modo de exposición. También es cierto que hay vecinos que no diferencian lo que es una antigüedad de un "trasto" viejo y van dejando alrededor del árbol todo tipo de cacharros de naturalezas dispares (muebles, frigoríficos, planchas…). Asimismo, es habitual que por aquello de cambiar se expongan como objetos de culto, una exposición de sanitarios ("¡prácticamente nuevos, por Dios!", según los vecinos asombrados) que, pueden llevarse allí, cerquita del cubo gigante, hasta meses.

Y queda un tercer grupo, los "asaltadores" de restos y que, por razones que desconozco, deben emocionarse profundamente cuando buscando, váyase a saber qué, despliegan y dispersan por un radio de dos o tres metros, la ropa que les incomoda si permanece dentro del contenedor. Tuvimos también un hombre que se hizo un "chalecito" en los bajos de un edificio, con todo tipo de comodidades: paredes y techo de cartón, carrito metálico de los súpers para transportar cosas entre contenedores y la Avenida de Andalucía o los bares de la zona para la higiene, pero duró poco en la "urba".

No, el problema no reside solamente en el Ayuntamiento onubense. Esto va más allá, porque los desechos reciclables o no; tóxicos o no, orgánicos o inorgánicos; se trate de basura electrónica, tecnológica o espacial… no puede ser una cuestión municipal o política o social. La prueba es que los desechos de cualquier origen se convierten en un problema estético y sanitario. De ahí que el término basuraleza nombre a los residuos generados por personas y abandonados en la naturaleza (Ahí tenemos a Nerva) y es que el peor enemigo social es creer firmemente que lo que es de todos no es de nadie.

(Y prometo que hablar de basuras no tiene ninguna relación con la actual situación política en España)

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