Cultura

Lecciones de auténtico compás

  • Felipe Redondo imparte talleres en centros sociales y asociaciones de vecinos de Huelva

Comenzaron a finales de la década de los ochenta como un programa de dinamización juvenil en la barriada de El Torrejón. Fue una iniciativa del educador Joaquín Martín Quini, que pensó que sería una buena idea poner en marcha un taller de compás flamenco y percusión como alternativa de ocio para que los chavales pasaran el menor tiempo posible en la calle.

Desde el principio tuvo una buena acogida. El taller, impartido por Felipe Redondo, se llevaba a cabo en la asociación de vecinos. Había baile y cante flamenco y se construían instrumentos, fundamentalmente cajones. Los alumnos llevaban objetos cotidianos (macetones, bastones, sartenes, tinajas, almirez...) con los que hacían música. Luego, poco a poco se fueron incorporando baterías, platos, barbucas, djembe, tambor rociero, maracas... "Había mucha demanda", apunta Redondo, que recuerda que en este contexto se creó el grupo Los Activos.

El taller de compás, que se complementó con uno para niños, se fue extendiendo a otros barrios. Redondo, que también es mediador social, señala que "es una buena herramienta para trabajar con las familias, a través de escuelas de verano o de programas contra el absentismo escolar".

Actualmente da seis talleres de compás en Los Rosales, El Torrejón y El Lazareto, en el marco del programa municipal Cultura en los Barrios. En ellos Redondo enseña los distintos compases del flamenco (fandangos, tangos, sevillanas, bulerías, alegrías...) y todos los estilos.

Las sesiones se inician con la estructura rítmica y se van introduciendo instrumentos de percusión como el cajón, bongo, djembe, barbucas, palo de agua o bastones y los alumnos van practicando. Redondo comenta que previamente se crea el grupo, tras lo cual se comienzan las sesiones con un toque de palmas, expresión corporal y juegos rítmicos. "Se empieza con algo simple, las palmas, una sonaja o un bastón, y se van introduciendo instrumentos". Explica que en sus talleres hay alumnos de todas las edades. Algunos de ellos no tienen ninguna noción musical mientras que otros saben tocar el cajón y se inscriben "para aprender a tocarlo bien técnicamente".

Indica que en este tipo de talleres el proceso de aprendizaje "depende de la aptitud y del oído. Si tiene compás le resulta más fácil aprender", aunque "no es difícil si se tiene interés y ganas". También "va en función de la rítmica que tenga el alumno". No obstante, "trabajando y poniendo ganas se puede", a lo que añade que "es un trabajo grupal, y el trabajo en grupo siempre resulta".

Redondo destaca que los alumnos suelen repetir la experiencia y manifiesta orgulloso que de sus talleres han salido chavales que están tocando en grupos de la provincia.

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