Plan de emergencia del polo

La dispersión de nube tóxica es el riesgo químico más grave en Huelva

  • El Cecem señala que los accidentes de las industrias no suponen un riesgo para la vida y salud en la capital y Palos · Habrá una revisión de los parámetros de riesgo y mecanismos de respuesta en 2010

Incendios, explosiones y dispersión de nube tóxica, éste último el accidente más grave por ser el que afecta a un área más amplia. Esos son los tres posibles riesgos que contempla el Plan de Emergencia Exterior del Sector Químico de Huelva, cuya modificación ha sido aprobada recientemente por el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía. Diez plantas industriales están incluidas en este Plan, que recoge los sucesos que pueden afectar a la población al sobrepasar la frontera de cada una de las fábricas, la actuación a seguir en cada caso y los medios con los que se cuenta para prevenir o mitigar las consecuencias de un accidente químico sobre la población.

El Plan responde a directivas europeas, que son las que determinan las sustancias que deben incluirse en él por ser consideradas peligrosas para la salud de la población, así como las cantidades en las que suponen un riesgo. A partir de esas directrices europeas (que se transponen a la normativa española), las industrias elaboran sus propios planes en los que se contemplan todos los posibles sucesos que pudieran ocurrir con intervención de estas sustancias y los presentan ante la Junta de Andalucía. Teniendo como base esos trabajos se redacta el Plan de Emergencia provincial, que fue aprobado en 1994 y acaba de pasar de nuevo por la conformidad autonómica debido a una modificación completa obligada por la directiva europea del año 2004. No obstante, las renovaciones del documento son continuas conforme a los cambios que se van produciendo en las empresas incluidas en el Plan: Fertiberia (factorías de la Punta del Sebo y Nuevo Puerto), Ence, CLH, Cepsa, Repsol-YPF, Ertisa, Aragonesas, Enagás y Decal España.

En el caso de Huelva, se ha detectado la presencia de 41 sustancias clasificadas, es decir, consideradas peligrosas y en las cantidades que marca la legislación. Son sustancias tóxicas, inflamables, comburentes y peligrosas para el medio ambiente y pueden intervenir hasta en 224 supuestos de incidentes analizados para el Plan (204 en Nuevo Puerto, 9 en la Punta del Sebo y 11 en el polígono Tartessos). Esos supuestos se han concentrado en 29 casos, que contemplan protocolos de actuación que cubren cualquiera de los supuestos. De ellos, 24 se dan en Nuevo Puerto, cuatro en Tartessos y uno en la Punta del Sebo.

Este conglomerado de posibles accidentes se reduce a tres riesgos por accidente químico con estas sustancias: los antedichos incendios, explosiones (denominadas bleves) o dispersión de nube tóxica. Según explica el director del Centro de Coordinación de Emergencias, Francisco Huelva, el más grave de ellos sería la dispersión por nube tóxica "por el amplio diámetro de afección", ya que al hecho del escape de una sustancia química se unirían factores meteorológicos como el viento o la estabilidad atmosférica, también contemplados en el Plan. En el incendio, el suceso que se considera más frecuente, también influyen estas cuestiones meteorológicas (en la expansión del humo), pero es más fácilmente controlable, mientras que una explosión "ocurre y ya marca el área a la que ha afectado".

Estos riesgos se han estudiado en cada una de las diez factorías incluidas en el documento, marcando dos tipos de zonas en función de la afección que pudiera tener un accidente químico sobre su área circundante. Así, se establecen varias áreas de intervención, aquellas en las que se pueden producir daños que justifican la aplicación inmediata de medidas de protección, mientras que también existen unas zonas de alerta en las que los efectos, aunque pueden ser perceptibles para la población, no justifican la intervención excepto para grupos críticos de población, como niños o mayores. Es decir, que las áreas de intervención son aquellas en las que existe un peligro para la vida y la salud de las personas. Y tal y como están marcadas (teniendo en cuenta para ello el supuesto más grave que pueda darse) se puede afirmar que "hasta donde se sabe técnicamente y llegan los ingenieros de la Junta de Andalucía y de las empresas un incidente en estas industrias no supondría un riesgo grave para la salud de las personas en la capital o en Palos". Aquellas que estén en los núcleos urbanos, puesto que sí podría afectar a carreteras como las de Mazagón, Palos o la antigua Huelva-Sevilla.

Huelva matiza que eso no quiere decir que no pueda haber efectos, por ejemplo, de una nube tóxica sobre la población (escozor en los ojos, problemas respiratorios en los enfermos), sino que la concentración de la sustancia química sería lo suficientemente baja al llegar a la capital o Palos como para considerar que no supone un peligro para la vida y la salud de la población. Todo está medido, destaca el coordinador del Cecem, desde las concentraciones hasta los daños que provoca cada sustancia en función de los tiempos de exposición. Con el añadido de que "en la química básica, estas sustancias se huelen perfectamente, como el cloro o el amoníaco. Avisan".

Todas estas cuestiones se contemplan en los protocolos de actuación, que marcan quién debe actuar y cómo en cada una de los supuestos de accidentes. El Plan de Emergencia del Sector Químico afecta a un gran número de servicios públicos (desde Bomberos a 061 pasando por la Policía) que saben cómo actuar en cada uno de estos supuestos y son coordinados desde el Cecem, aunque la activación y decisiones del plan corresponden al delegado del Gobierno andaluz. Por ahora, el Plan sólo se ha activado en el nivel 1, de alerta, por algunos sucesos en determinadas industrias que se han resuelto con sus planes de emergencia interiores.

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