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Manuel Gregorio González
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EN poco más de un mes la Guardia Civil ha encerrado a dos grupos de personas que se dedicaban a robar cobre y vías de las viejas líneas de los ferrocarriles mineros. En los dos casos es reincidente el hecho y, por tanto, estamos a merced de los amigos de lo ajeno que nos van a dejar sin patrimonio que cuidar. Alguien dirá que mejor así que ver cómo nos desmantelan los railes que traían a Huelva el mineral sacado del corazón de la tierra en Minas de Riotinto y Tharsis. Desde hace años un grupo de amigos del ferrocarril tratan de rescatar para uso turístico los trazados mineros, pero la clase política no mira más allá de sus cuatro años de mandato, olvidando el escaso patrimonio que nos queda. Cientos de puestos de trabajo no se habrían perdido si las líneas estuvieran en activo y otros tantos formarían el ejército de personas que atenderían hoteles, tiendas de recuerdos y restaurantes del recorrido. Huelva es diferente hasta para conservar su historia.
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