ATRAVÉS de este periódico, la Consejería de Medio Ambiente ha anunciado esta semana que a comienzos del mes que viene dará a conocer el documento con el que pretende ordenar las miles de hectáreas de regadío existentes en la comarca de Doñana y controlar los también miles de pozos de riego que perforan el Acuífero 27. Nunca es tarde si la dicha es buena, esperemos. Hace tres años, tres departamentos del Gobierno andaluz (Medio Ambiente, Agricultura y Obras Públicas) se comprometieron a redactar y aprobar dicho documento a fin de potenciar las medidas de ahorro en el consumo de agua, pero también para poner en valor la marca Doñana y convertirla en un referente, no sólo desde un punto de vista de espacio natural único en el mundo, sino de producción agrícola ecológica y de calidad. El retraso en la puesta en marcha del citado plan ha hecho que se hayan dado pasos atrás en la consecución de ambos objetivos y que Huelva haya sido noticia fuera de sus límites provinciales por la desaparición de suelo forestal para la construcción de invernaderos y el mal uso de sus recursos hídricos, cuando no por la explotación de la mano de obra inmigrante en el campo.

La promesa realizada desde la Consejería de Medio Ambiente es no autorizar ni una sola hectárea de terreno de regadío que no estuviese reflejada en 2004 en el Plan de Ordenación del Territorio del Ámbito de Doñana (Potad), pero las actuaciones desarrolladas desde entonces por la Guardia Civil con la clausura de pozos ilegales y el precintado de construcciones levantadas sin permiso en numerosos puntos de la comarca demuestran que muchos han aprovechado la ausencia de un marco normativo claro para campar a sus anchas. Las irregularidades alimentan la sensación de que su presencia es consentida y que forman parte de una realidad social sin marcha atrás.

Es preciso que las autoridades contribuyan a convertir la agricultura de Doñana y su entorno en sinónimo de calidad y que caminen al paso de muchos productores que, ateniéndose a la ley y con mucho esfuerzo, intentan poner en valor los recursos de la tierra. Únicamente así podrá mejorar la foto de nuestro patrimonio natural.