Javier Chaparro

Agravio comparativo

Paso cambiado

EL alcalde de Huelva ha visto la oportunidad y no va a dejarla pasar de largo. Por algo lleva en el sillón 15 años y aspira a mantenerse en él hasta que el cuerpo aguante. Si nada lo remedia, la crisis de Astilleros pondrá en la calle a sus 242 trabajadores pese las promesas de recolocación realizadas en diciembre pasado por la Junta de Andalucía. Pedro Rodríguez enarbola de nuevo la bandera del onubensismo y del agravio comparativo con la capital: "Una ciudad portuaria no puede perder su astillero, y menos para que se quede en Sevilla". Razones no le faltan, pero le han sido servidas en bandeja de plata por sus adversarios políticos. La Junta de Andalucía ha pagado las nóminas a la plantilla de Astilleros de Sevilla ante el temor a que la protesta laboral empañase la celebración de la Feria de Abril, pero se ve que los operarios de Huelva quedan algo lejos y por eso cobran con retraso.

La famosa "hoja de ruta" se ha venido cumpliendo a rajatabla en su parte más negativa, con la liquidación de la empresa y la venta de la licencia para la construcción de buques a fin de obtener ayudas de la UE -ya es un sarcasmo que esté subvencionado el cierre de factorías con tantos años de historia a sus espaldas- pero nada se sabe de la parte en la que los trabajadores depositaron sus esperanzas: la llegada de inversores privados para recolocarse, bien en tareas de reparación de barcos, bien en actividades ligadas a las energías renovables, como se les prometió. El desembarco de un renovado equipo en el área de Innovación/Industria del Gobierno de Griñán ha puesto las cartas boca arriba con un diagnóstico aterrador porque allí nadie parece saber ni de Boludas o Gallardos.

En el PSOE aún no saben cómo afrontar la situación. No se entiende que Cinta Castillo -más aún si su objetivo es ser candidata a la Alcaldía de la capital- tilde a la plantilla de Astilleros de "bastante incivilizada" porque algunos de sus miembros hayan tirado una docena de huevos contra la sede provincial del PSOE. La ex consejera debería dirigir sus críticas hacia los causantes de la crisis de la naval, no hacia las víctimas. Podría tomar ejemplo del alcalde y ponerse al frente de las manifestaciones.

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