Silla de palco

Antonio Mancheño

Demócratas de carné

Quienes ocupan el reino de los charamascas brotan como los hongos y sin tener la más remota idea de su nivel de incompetencia, se exponen, por puro partidismo autoritario al refocilgue nacional y oscurantismo literario, donde la izquierda real y cuartelera, vela sus armas maniqueas.

Vale para instalar en ese tenderete, a la singularísima viceportavoz del no menos ilustrísimo Ayuntamiento de Sevilla, quién, encomendándose a las órdenes del siniestro aparato, prohibe, en su monumental lelez, el auditorio solicitado para una conferencia sobre la vida y obras de Agustín de Foxa, debido según ella, a su pasado netamente fascista y a su influencia negativa entre "demo- crátas de toda la vida", donde la compañera, es exponente de los monolitismos de IU y su excelente adaptación al mercadeo político, instrumental e ideológico. Véanse los tripartitos inspirados en la mejor versión del toma y daca y enjuagues camaleónicos.

Las páginas de nuestra historia son expresión escrita de numerosos intelectuales que abarcan, todos los ámbitos del pensamiento, sin que por ello haya de juzgárseles en función de sus legítimas preferencias doctrinales, cosa que impera y no supera la compañera sevillana, no se sabe si por méritos propios o por simple "obediencia debida". Lo cierto es que, la lista de escritores incursos en el índice de la nomenclatura, es tan larga, como el estreñimiento cerebral de quienes, en plenitud de libertades, optan por censurar a quienes discreparon de aquel frentismo-popular y sus aleccionados camaradas, entre los que pululan un enjambre de grandes literatos, poetas y autores de distinto género. Unos y otro son parte de un mismo tronco: España.

Dentro de la indigencia que se observa entre los maestrantes culturetas de éste falaz papanatismo, Agustín de Foxa, describe, magistralmente, aquel último episodio alfonsino y su caída estrepitosa, para dar paso a la Segunda República con su promesas reformistas y su desbordamiento revolucionario. Su obra en cuestión lleva por título, Madrid de Corte a Cheka y figura como una aportación fundamental de la literatura contemporánea española.

Quizá a la camarada, le agradaría saber que una generación entera debiera ser borrada de su agenda y así no existirían reminiscencias ultramontanas que su conciencia proletaria no puede digerir ni permitir. Valgan como presentación los textos de Ridruejo, Ledesma Ramos, Eugenio D'ors, Luis Rosales, Sánchez Mazas, Manuel Machado, Lain Entralgo, José María Pemán, Eduardo Marquina, Leopoldo Panero, Gerardo Diego, Tomás Borrás, Eugenio Montes, Torrente Ballester, Luis Felipe Vivanco, Alvaro Cunqueiro, etc.,etc., etc.

Decía el inventor de la Relatividad: Albet Einstein, que a pesar del tiempo transcurrido, la humanidad no había conseguido superar la peor de sus enfermedades: La estupidez. No sé si servirá la cita, para que la señora miembra del Consistorio hispalense, se cisque en la materia gris del astrofísico o si por el contrario, mañana mismo, se apuntará a un cursillo sobre analfabetismo al cubo.

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