historias onubenses

José María Segovia

Los primeros pasos de una emisora diocesana

HACE unos días la COPE ha inaugurado una exposición fotográfica celebrando los cincuenta y cinco años de existencia de la emisora onubense. El acto fue presidido por el obispo de la Diócesis, José Vilaplana Blasco, el subdelegado del Gobierno, Enrique Pérez Viguera, acompañados del director regional de la COPE y el director de la emisora onubense, junto con otras representaciones. De los fundadores de la cadena solamente asistió el que suscribe el artículo ya que Manolo Marín reside en Madrid y Vicente Quiroga estuvo ausente.

Radio Popular de Huelva, como se llamaba entonces, perteneciente a la OPE (Ondas Populares Españolas con el número 14), nació bajo el impulso y el entusiasmo de nuestro primer obispo, Pedro Cantero Cuadrado, que desde su llegada a Huelva en 1954, emprendió una ímproba labor de levantar y hacer una diócesis, recién creada por su Santidad Pío XII, al desprenderse del gobierno central de la de Sevilla.

Don Pedro, había sido periodista muchos años y ahí quedan testimonios de sus artículos y comentarios religiosos, cuando era dirigente del entonces existente Auxilio Social, en la prensa nacional. Yo leí de joven muchos de ellos en el desparecido diario Odiel, del que años más tarde sería su director. Nuestro obispo, allá en 1958, comenzó a tener la idea de crear un periódico en Huelva, de línea católica, a semejanza con el que había existido y desaparecido terminada la guerra civil, Diario de Huelva, que fundara el prócer onubense don Antonio Mora Claros, que fuera alcalde de nuestra ciudad. Para dar cuerpo a su idea se reunió con un grupo de activos feligreses pertenecientes a los llamados Propagandistas Católicos, entre los que se encontraban amigos como Juan José Bonson, Enrique Nárdiz, Esteban Ayuso y otros más, para tratar del tema.

Don Pedro, en mis visitas al obispado, me contaba todas estas cosas, sabiendo que yo había fundado varias emisoras de radio, sobre todo Radio Juventud en Cádiz, y estaba dentro del mundo de la comunicación a la vez que proseguía mis estudios universitarios. Finalizando aquel año pudo intuir, con su gran visión económica, que sacar a la luz un periódico era inviable en aquellos momentos: problemas de instalaciones, maquinaria, personal, administración, etc. y fue entonces cuando me encargó le hiciera un estudio sobre la implantación de una emisora de radio, ya que yo había hecho realidad algunas. Una emisora era más económica en sus gastos generales, ya que con un piso, su acondicionamiento, una antena y el equipo emisor (lo más caro) la cosa era factible. Y cuando a don Pedro se le metía en el corazón algo en beneficio del progreso de Huelva y bien de su apostolado, ya no paraba.

En aquella época existían algunos problemas de carácter político que eran difíciles de saltar, como el permiso del Gobierno a través del Ministerio de Información y Turismo. Para nuestro obispo no existían vallas, ya que si era bien considerado en las alturas gubernativas, su valentía y lanzamiento en hacer cosas no tenía límites. Y comenzamos la tarea.

El Prelado aprovechó la circunstancia de que había traído a Huelva, para hacer oposiciones de maestro de capilla al cabildo catedralicio, a un joven e intrépido sacerdote natural de Alcalá de Henares y que había ejercido de párroco en Pinto: José María Roldán. Habló con él y lo eligió, como sacerdote, para llevar la emisora diocesana de Huelva. Fue un total acierto dadas las características intelectuales y entusiasmo que tenía el sacerdote, como luego demostró.

Por mi parte comencé a traer todo el material organizativo, guiones, impresos, programaciones, etc. desde Cádiz. Fuimos dando cuerpo a la idea. Se buscó el piso en la calle Puerto, frente a la consulta del doctor Joaquín Barba Pérez, bajo el local donde se encontraba la Delegación Provincial de la Vivienda y junto al Seminario se levantó la gran antena, cuyos trabajos de montaje y los de la caseta del emisor, visitábamos casi a diario con el obispo, entusiasmado en la idea.

Todo iba bien, menos el permiso oficial de salir al aire, tema que había que tocarlo con diplomacia. Pero para diplomático don Pedro, que en Madrid movía los hilos políticos y sus influencias, que eran muchas.

Durante aquellos meses y acercándose la fecha inaugural, comenzamos a elegir al personal. Manolo Marín fue el artífice de buscar a los más adecuados y fue en su casa, en la calle Rábida, donde se montó la primera escuela radiofónica para que todos aprendieran y se ejercitasen en las tareas que se iban a acometer.

A mi juicio, puntales de la obra, con Roldán al frente, fueron Fernando Guinea, joven abogado que se encargó de programación; Vicente Quiroga y Manuel Peral, ambos colaboraban en unas emisiones de Radio Huelva, en la revista radiofónica Camino. Vicente con sus características como locutor (su acento castellano), su preparación y experiencia, realizó el montaje de la discoteca con otros trabajos que fueron únicos. Con él, la valía de Ricardo Bada, por poco tiempo pues se nos fue a Alemania, donde alcanzó gran prestigio en una radio germana de carácter internacional. La ilusión y el buen hacer de Manolo Peral fueron insustituibles y por supuesto la valía de Santiago Cotán, compañero nuestro en los Maristas, que fue nuestro hombre entendido en cine, de lo que sabía mucho, pero que pasamos a deportes donde descubrimos un periodista deportivo genial que pasaría a la historia futbolística con su entrega y pasión por el Recreativo. Santiago García Moro fue un maravilloso colaborador con su fino humor que nos ofreció programas inolvidables, Pepe Carvajal, un magnífico control técnico junto a Luis García. Y así podría seguir enumerando a todos, sin olvidar a Pedrito, un estupendo y servicial auxiliar que lo aprendió todo en la radio.

Manolo Marín, pilar en la puesta en marcha de la obra, era el engranaje perfecto de la producción radiofónica y experto en temas publicitarios que fue el alma de la propaganda radiofónica onubense con los primeros ingresos para la emisora y el auténtico acercamiento de la radio a muchos sectores de la vida social de Huelva. Manolo era un miembro esencial en la vida de Radio Popular. José María Roldán, como director de la nave, la persona ideal. Culta y amable para llevar todo adelante. Yo, me hice cargo de la jefatura de redacción para coordinar cuanto se decía y salía por las ondas.

Y con nosotros, ellas. Un grupo de jóvenes entregadas que fuero el alma y el espejo de la emisora: Adela Rubira, Juanita Arroyo, Antonia Medel, Tony Bebiá, Carlota García, hija del que fuera el primer administrador de la Radio, Rafael García Bravo Ferrer , y muchas más compañeras a las que dedicaré un recuerdo especial, en otro momento.

Con todo esto, llegó el mes de mayo de 1960. La radio estaba organizada, en marcha, en periodo de pruebas, pero sin la autorización oficial para salir a las ondas con permiso del ministerio. Fueron días tensos ante lo que podía suponerse un enfrentamiento con las autoridades. Pero todo ocurrió con naturalidad, y ese día con todos nosotros en los estudios y cada uno en su puesto, el gobernador civil, Hernán Pérez Cubilla; el presidente de la Diputación, Francisco Zorrero, y el alcalde de la ciudad, mi hermano, Antonio Segovia, gran colaborador del obispado, acompañados de distintas autoridades y representaciones diocesanas, la emisora quedó inaugurada con la bendición solemne del prelado y lanzándose al aire por primera vez su sintonía con la voz de Quiroga diciendo: "Bajo la protección de la Virgen de la Cinta, transmite Radio Popular de Huelva, de la cadena de Ondas populares españolas". Había comenzado su gran aventura Radio Popular. Hace ya cincuenta y cinco años.

Habría muchas cosas que contar y compañeros que nombrar, pero solo he querido traer algunos recuerdos que vienen a mi memoria, para muchos desconocidos, al hilo de esta exposición de fotos presentadas en la Casa Colón, donde faltó una foto importante, ésta que yo conservaba y que hoy ofrezco a Huelva Información, con la primera plantilla de Radio Popular, junto al obispo, Pedro Cantero Cuadrado, y su gran colaborador Enrique Nárdiz acompañado de su esposa. No es esta una historia completa y con todos los datos, pero al menos es un recuerdo de un hecho importante en los anales diocesanos de Huelva que viví plenamente y que marcó el comienzo de una forma distinta de hacer radio en este sur andaluz.

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