El alumno torpe

UNA clase. Una veintena de alumnos revoltosos y formando jaleo. Un profesor en la pizarra. Se gira y todos se callan menos uno. Fue el último en sumarse a la jarana pero al que cazaron de pleno. Es el Recre. El Decano se ha empeñado en convertirse en el alumno torpe de esta clase. Es un equipo que apenas pega, no destaca ni por su agresividad ni por su dureza, pero acaba los encuentros con más tarjetas que sus rivales sistemáticamente.

Como en tantas otras cosas, tan importante es serlo como parecerlo. Al Recre lo pillan siempre. Sus oponentes le dan y salen indemnes. El Decano reparte y se las lleva todas. Forma parte de todo eso que habitualmente se llama 'otro fútbol' que no es ni más ni menos que moverse en la delgada línea de la legalidad con la suficiente picardía como para no ser cazado o cruzarla evitando las consecuencias.

No es de recibo que este equipo sume una expulsión por encuentro en lo que va de temporada o que en Alcorcón recibiese mucho más de lo que dio y contase tantas cartulinas y una expulsión. Competir también es moverse en el barro. Ahí al Recre de Sergi Barjuan aún le queda recorrido para medirse con especialistas en la materia. Y todo suma. El domingo fueron tres puntos que volaron.

Acciones como las de Ezequiel no pueden repetirse. Debe asumirlo el futbolista y debe poner remedio el club. Desde la entidad ya se movió ficha ante la LFP, como cauce para hacer llegar la protesta ante la Federación. En los despachos y descolgando teléfonos también se juegan partidos. Es otro campo en el que hay que hacerse respetar y ganárselo. Es otra forma de crecer. La entidad se está moviendo bien en ese sentido, pero debe encontrar la continuidad en el campo. Si el Recre se hace oír fuera, también debe dar el menor margen posible dentro y la realidad es que hasta la fecha está siendo ese alumno torpe.