opinión

Manuel Eugenio Romero

José María Viera: un grato descubrimiento

CUANDO me invitan a escribir sobre un amigo, me sitúan ante una responsabilidad de la que difícilmente puedo escapar, pero que me hace meditar y sopesar profundamente los calificativos que voy a utilizar. Quiero dejar claro antes de nada que considero a José María Viera un buen amigo y que cuanto diga de él es sinceramente lo que pienso.

Normalmente, las personas vamos haciendo amigos (también enemigos) en el transcurso de nuestra vida. Unos son amigos de la infancia, del colegio, de pandilla, del trabajo u de otras actividades sociales. Yo a José María lo he conocido personalmente hace apenas cuatro o cinco años. Había visto algunos grabados suyos en casa de mi amigo Francisco Ruiz Bosque (ex alcalde de Aracena). En más de una ocasión pregunté quién era el autor de los mismos: "Son del marido de una de mis hermanas que vive en Madrid". Durante las muchas ocasiones que he visitado en Aracena a mi amigo Paco estos últimos veinticinco años, he tenido el deseo de conocer a su autor y, por fin, una noche de verano en la Sierra conocí a José María Viera, que acababa de cerrar, junto su familia, su etapa madrileña y volvía a Aracena. Durante esa primera conversación tuve la sensación de que estaba frente a un artista importante, hecho que se confirmó cuando tuve en mi poder el catálogo de su exposición, celebrada en la sala Julio González de Madrid en los primeros meses de 2.002, patrocinada por el Ministerio de Cultura. A medida que fui hojeando el catálogo, me dejaron maravillados su dibujos y, cuando ya pensábamos que en Huelva nuestros dibujantes terminaban en Pedro Gómez y en Pepe Caballero, descubro a este extraordinario dibujante, pintor y grabador, que nacido en Aracena y madurado como pintor fuera de nuestra provincia, representa, sin duda alguna, un artista de primer nivel. Su extraordinario dominio del dibujo, su perfeccionismo, su inspiración renacentista, sus figuras misteriosas y a veces degradadas, las temáticas de un surrealismo culto, duro, sin concesiones a la galería, conforman un personaje con una profunda vida interior.

Con el catálogo de la referida exposición de Madrid, corrí a Punta Umbría a enseñárselo a mi amigo José Baena, (responsable del área de Cultura de la ONG Incudema, donde dedicamos voluntariamente parte de nuestro tiempo) y nos juramentamos que haríamos todo lo posible para reunir en Huelva una exposición antológica de su obra. Pepe Baena fue, por petición de José María Viera, comisario de la exposición. Cosa que conseguimos en la primavera del año 2009, utilizando tres salas del Museo provincial. En ellas se exhibieron pinturas de ayer y de hoy, bocetos, obras en papel, grabados, y una serie interesantísima de dibujos eróticos al pastel. Esta exposición y su magnífico catálogo fueron posibles gracias al patrocinio de la Fundación Cajasol.

Descubrí pues a un gran artista y cumplí la promesa que me hice a mí mismo de lograr una exposición de José María en el Museo Provincial de Huelva y que su pintura fuera conocida y admirada por los onubenses.

Ahora ha llegado el tiempo en el que su ciudad le debe al artista un merecido homenaje y una gran exposición. Por fin, ésta se inauguró el pasado 28 de julio y estará abierta hasta el 14 de agosto. Seguro que será una gran alegría para José María la celebración de todos estos actos, pero también sus conciudadanos conocerán su obra y se sentirán orgullosos de tener en Aracena a un gran artista que ha entrado con letras de oro en la lista de nuestros pintores y artistas más reconocidos: Pedro Gómez, Daniel Vázquez Díaz, José Mª Labrador, Pepe Guevara, Juan Manuel Seisdedos, Juan Carlos Castro y otros más. Y para mí, en definitiva, conocer a José María Viera ha supuesto un doble descubrimiento del que me siento satisfecho y orgulloso: el amigo y el artista.

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