caleidoscopio

Vicente Quiroga

Pinturas de Lola Guzmán, en Mazagón

NO es la primera vez que escribimos sobre las pinturas de Lola Guzmán ni, si Dios quiere, creo que sea la última. Porque si larga es la trayectoria pictórica de la artista, dilatado, fructífero y prometedor es su futuro, dados su inquietud, dinamismo y su prodigiosa capacidad de trabajo. De tal forma que esta muestra es un hito más en su dedicación avalada, además, por las innovaciones que ha impuesto a su ejecutoria. Tímidamente habíamos visto, en una de sus últimas exposiciones realizadas aquí en Mazagón, esa apertura a nuevas perspectivas de su trabajo. Unas experiencias que se adivinaban muy reveladoras y llenas de posibilidades.

En esta exposición que ahora nos brinda Lola Guzmán en la galería de la Mancomunidad de Mazagón, esa evolución, esa innovación en su trayectoria artística, se muestra perfectamente consolidada, no sólo en el dominio del color, que siempre fue una de sus virtudes primordiales y más acreditadas, sino en la valentía de los trazos, en la riqueza de los valores cromáticos y, así mismo, en la naturalidad con la que maneja esas técnicas mixtas -los acrílicos, el papel, el yeso-, en la utilización de unos elementos que conjuga con la sensibilidad que siempre la ha caracterizado para conseguir matices, texturas, expresiones plásticas de excepcional calidad.

Estos bodegones, estas flores -que Lola Guzmán siempre pintó divinamente- estas marinas, llenas de movilidad y dinamismo y de una modernidad sorprendente, cobran en su obra pictórica una nueva dimensión, unas características perfectamente asimiladas y personales que, sin poder olvidar aquellas pinturas más realistas, más concretas sobre temas muy similares en algunos casos, tienen una nueva y espléndida configuración. Todo ello es producto de una dedicación, de una labor continuada en el estudio y en la experimentación que han enriquecido y diversificado sus cualidades plásticas.

Lola Guzmán, enamorada de Mazagón, donde pasa largas temporadas y donde se preocupa vivamente por los problemas y vicisitudes de esta bella población litoral, encuentra en este ámbito entrañable su inspiración, el marco y los motivos que estimulan su trabajo. Como ya escribimos hace ya mucho tiempo, sus exposiciones aquí son como algo nuestro, confirman que aquí todos nos alegramos al poder admirar de nuevo sus pinturas. Porque ella, ligada tantos años a esta playa, tiene aquí muchos amigos y admiradores a los que cada muestra pictórica ha entusiasmado.

Entre las carencias propiciadas por una gestión municipal nefasta, deleznable y manifiestamente mejorable en Mazagón, figura esta sala de exposiciones de la Mancomunidad Moguer-Palos de la Frontera, incómoda, destartalada y con una iluminación inadecuada que hemos denunciado desde hace años. Bien es verdad que tanta contrariedad y desidia no pueden desvirtuar, ni mucho menos, la belleza, la calidad, el mérito y el poderoso atractivo de esta magnífica exposición que estos días nos brinda Lola Guzmán a los que disfrutamos de los muchos y bellos encantos de esta magnífica playa.

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