Huelva se proclama tierra de la Madre de Dios en una sublime procesión Magna Mariana
La capital onubense escenifica cómo los onubenses quieren y aman a María en una sublime Procesión Magna Mariana
Gran ambiente en los templos y las calles, acompañando las 24 comitivas que han hecho de este sábado un día histórico
Las calles de Huelva, a rebosar de gente: "Llevo unos días sin poder dormir esperando a este momento"
Imágenes de las vírgenes por el recorrido oficial de la Magna Mariana de Huelva 2025
La devoción a María se hizo rezo sublime en Huelva. Los onubenses quieren y aman a la Virgen y este sábado lo mostraron al mundo en una Procesión Magna Mariana que fue toda una proclamación de fe de una provincia orgullosa de su fidelidad a la Virgen.
Este 20 de septiembre ha quedado grabado en los libros de historia de Huelva. Un día único vivido en la Ciudad Mariana. Más que nunca. Una jornada para disfrutar de los tuyos, de tus hermanos y de toda tu familia. Esa familia en la que María es luz y guía con su amor tan especial a todos sus hijos.
Santa María, la Madre de Dios, ruega por Huelva con todo su amor. Solo de esta manera podía comenzar un día histórico para la ciudad y toda la provincia. Un lugar donde aún algunos no sitúan en el mapa, pero que ahora tienen un motivo más para mirarlo y admirarlo. Es aquí donde ha quedado demostrado el valor de la fe y la devoción de un hijo hacia una madre. Ella, donde uno encuentra a la Madre de Dios, es la mujer que invita siempre a mirarla con ternura.
Recogimiento, amor y devoción cristiana. Tres palabras perfectas que definen con acierto este histórico día. Querer a María es comprender una fe distinta, un refugio para los cristianos y el sentimiento más profundo del pueblo de Huelva.
Bajo el azul del cielo, ese mismo color de la Madre de Dios, Huelva salió a las calles a demostrar cómo todo un pueblo sabe y reconoce a una Madre. Amar y seréis amados, tres palabras que definieron a la perfección esta Procesión Jubilar Magna Mariana.
Todo un pueblo, desde primera hora de la mañana, se echaba a la calle para sentir con todo su corazón el amor de una madre. No fue Domingo de Ramos, pero la mañana, bien concurrida en los templos, arrancaba con un ambiente único. Las calles y las iglesias presentaban un estado especial. Salir y recorrer las esquinas de la capital fue el plan perfecto para respirar el ambiente de esta querida y trabajada Magna. Toda una oportunidad ideal para el visitante de comprobar cómo Huelva profesa y quiere a su madre.
Once horas dan para mucho. Unas cuantas sin pausa. Con 24 imágenes en la calle y con todo un pueblo acompañándolas. Un sinfín de cortejos y cirios caminaron con todo el corazón por este bendito lugar. Esta ubicación del mapa, que hoy sí, ha dejado claro y ha reforzado su título de Ciudad Mariana. Esta tierra de descubridores ha sido un total descubrimiento para los venidos de todo el país, que con este histórico acto han comprendido aún más el amor a María.
Los hermanos del barrio de La Orden tuvieron el inmenso honor de tener en sus manos la llave que abría este histórico día. Esta salida fue tan solo un pequeño anticipo de cómo Huelva se echaba a la calle.
Las primeras, las de los barrios, como en Semana Santa. El Polvorín y el antiguo barrio de San Sebastián fueron los primeros lugares en vivirlo. Estas zonas de la ciudad que viven por y para sus titulares eran las que hacían sus recorridos con un andar decidido y una fuerza admirable.
Poco a poco la tarde iba tomando forma. Pasaban las horas y todo llegaba al centro de la capital. Es ahí donde nació el porqué de esta histórica Magna. Barrios, coronadas, pueblos y sacramentales mostraban el inmenso patrimonio de este lugar. Cada uno a su forma, gustando más o menos, pero con el mensaje claro de querer a la Madre de Dios. Poder mirar a una esquina y ver un palio. Cambiar la mirada y admirar una cruz alzada. O incluso escuchar al fondo esa banda que venía doblando la esquina. Ese fue el estado que presentaba el centro de la capital con la inminente llegada de María.
Al igual que en la Magna de 1954, la Gran Vía fue el principal escenario elegido para esta Procesión Jubilar Magna Mariana. Un entorno que se mostraba perfectamente engalanado para la ocasión. Telas rojas y largas filas de sillas completaban este hermoso Recorrido Oficial. Para la ocasión, tanto el Ayuntamiento como la Diputación de Huelva lucieron sus mejores galas. Cortinas, flores, colgaduras bordadas y banderines decoraban sus fachadas.
Delante del Ayuntamiento, una moqueta y un largo brazo de flores cerraban el Palco de Autoridades que se presentaba completo. En él presidían en primera fila el obispo de Huelva, Santiago Gómez Sierra; el obispo emérito, José Vilaplana; el vicario general, Emilio Rodríguez; la alcaldesa de Huelva, Pilar Miranda; y el presidente del Consejo de Hermandades, Antonio González.
Con Cristóbal Colón como testigo arrancaba el espléndido acto dedicado no solo a la provincia, sino también a María, en un acto bien organizado y que discurrió completamente en hora, en los términos planteados. No podía ser menos en una ocasión tan esperada como ésta.
La primera, la Virgen de la Paz. Tan limpia y pura como el color de su bendito manto, abrió este Recorrido Oficial. Tras ella, todo un sinfín de pasos y cirios. Cada uno a su forma, demostrando cómo Huelva quiere a María.
Los golpes de los llamadores eran, junto a la megafonía, el único sonido que rompía el solemne silencio de este bendito lugar. Una fila completa de pasos de palio —Dolores, Salud, Rosario y Amargura— seguía la estela del palio blanco de la Paz.
Tan hermoso fue poder ver desde lejos la llegada de las primeras imágenes de la provincia. La imponente peana de María Auxiliadora levantó la curiosidad entre los allí presentes por una Virgen tan venerada en La Palma y la comarca condal. Esfuerzo fue el de los hombres de la Patrona de Chucena, que con casta y amor por la Virgen de la Estrella consiguieron llegar a las puertas del Consistorio Municipal. Imponente resultó también la voz grave de Gonzalo Carrión mandando a sus hombres frente al paso del Mayor Dolor de Aracena.
La Peña, madre del Andévalo, llegó tal y como la conocen. Con sus danzadores y el sonido del tamboril rompieron en aplausos al público presente, que disfrutaba de un momento extraordinario para sus ojos.
Con la llegada de las patronas coronadas de los pueblos, fueron varios los vítores dedicados a cada una de ellas. Estos rompieron, dentro de lo posible, el solemne silencio de la Plaza de la Constitución. La Reina de los Ángeles tuvo el inmenso detalle de revirar su paso frente al Ayuntamiento de la ciudad, en esta ocasión memorable que trajo hasta la capital a quien desde la Peña Arias Montano de Alájar protege a todos sus hijos serranos.
Poco a poco, a medida que la luz del sol perdía protagonismo, las farolas comenzaron a alumbrar el camino de este Recorrido Oficial. Con ellas, los puntos de luz de los pasos fueron los encargados de iluminar la bella cara de María. Bajo la luz de la luna pasaron por la Plaza de la Constitución la Esperanza, los Milagros, las Angustias y la Bella de Lepe. Pero algo especial se hacía notar al inicio de la Gran Vía.
La más chiquita cerraba la Procesión Jubilar Magna Mariana con una estampa para el recuerdo acompañada de palmas por Huelva. No hubo manera más choquera de terminar este histórico acto con repercusión más allá de la capital. Así es como Huelva demuestra cómo se reconoce la devoción hacia una Madre. Porque Huelva es también provincia mariana.
Temas relacionados
No hay comentarios