Semana Santa

Los barrios se hacen con el centro

  • La Orden, la Hispanidad y El Polvorín acompañan a sus cofradías Jornada de gran participación de personas en la carrera oficial.

LOS barrios llevaron al centro, a Huelva como se dice en El Polvorín, en la Orden o la Hispanidad, toda esa vida que le dio al Lunes Santo un latido especial, del que también se hace cómplice en el silencio la Cofradía del Calvario, recuerdos de un ayer en Las Colonias.

La Orden es la que abre el Lunes Santo y lo hizo con las mismas ganas que aquella de la procesión magna. Pero esta jornada nada tenía que ver con aquella; el tiempo dejó que la tarde fuera del Perdón y salió con su barrio, con esa imagen única de este calvario que los cofrades levantan en El Conquero fundiéndose el Señor con el horizonte sobre la Ría de Huelva. Una jornada de barrio, de alegría y de vitalidad de una ciudad que quería estar en la calle con la tranquilidad de permanecer junto a sus pasos sin sobresaltos por la lluvia, aunque unas leves gotas se vieran en estas primeras horas de la tarde.

La Hispanidad era un barrio que se echó a la calle con el Señor Cautivo, cuando se adentra en la avenida de Santa Marta el sol le acompaña. Esperan impacientes para recibirlos en ese palco que tantos vínculos le unen con las cofradías, los abuelos del Asilo de Ancianos de Santa Teresa de Jornet. Aplausos para enfilar la avenida, se acercaba andando, con elegancia acompañados por la banda de la Salud que dejaría magníficos momentos en esta tarde. Llegó con marcha ¡A esta es! y levantaron con Marineros de esperanza, con un buen solo de corneta de José Sánchez. Curro Rodríguez, el director de la banda, se tiene que comunicar con los últimos músico vía móvil interno, son más de un centenar. Todo sigue su curso en la tarde, los vecinos en los veladores de bar Casa Pepe, con sus cafés y torrijas, gente en los balcones y muchos acompañantes hasta de los nazarenos, es la penitencia del amigo.

En el Asilo, un invitado especial en este día es el obispo de Huelva, José Vilaplana, al que acompañaba el vicario general Baldomero Rodríguez Carrasco, allí estaba con otros sacerdotes residentes. La hermandad realizó la estación de penitencia, incluida la primera presidencia del Cristo, junto a los capataces y el director de la banda de la Salud. Un día al que traen alegría y se llevan el cariño en esas flores que la superiora sor Modesta les ofreció. Acude también a la cita anual el alcalde Pedro Rodríguez. Desde el balcón, con bandera de España, Mario Garrido pone en el aire la saeta dedica al Señor Cautivo, acompañado por Rafael García. Una buena vuelta la del Cautivo con aplausos nada más posarse los cuatro zancos en el suelo. La Virgen de la Misericordia llegaba con Coronación de la Banda de Villalba del Alcor.

Cuando el incienso perfumaba la tarde bajaba al encuentro de Huelva la Hermandad de las Tres Caídas, los tambores de la banda de Punta Umbría anunciaba el cortejo en El Punto. Un mar de espuma blanca regaba del Polvorín toda la sal cofrade. La mañana había sido para preparar la jornada, algunos con comida fraterna, con gente que pasan la treintena bajo el paso. Allí estaban Antonio Quintero, Raúl Gómez, José Carlos Himarcho, Manuel Pedraza, Luis Miguel Valero o Juan Carlos Andivia.

Tras la cruz de guía muchos niños con sus madres, señal inequívoca de la vida de la hermandad. El Señor se adentraba por los militares, ya con la alameda suya Fabián Tello piropeaba a sus costaleros: "Óle los andares". Andar, lo que se dice andar, es un gusto ir al lado del paso, parece que quien le acompaña va metido bajo las trabajadares. Si había vida en la cruz de guía, delante del Señor era rebosante, cuántos niños monaguillos y otros en sus carros. El más pequeño de meses, Miguel Cadena, que Fabían Tello cogió en sus brazos en una levantá.

Detrás, Ella en su paso. La Señora del Amor, que así es su nombre. El pregonero Manuel Roméu le rezó cantando y en este día todos echaron en falta al cura entrañable y cofrade amigo José Antonio Díaz Roca, ya en el Cielo del Polvorín.

Y El Perdón se hacía con Huelva de manera oficial entrando en La Placeta. Mucha gente detrás del Señor, este año con capataz y pregonero de la hermandad, David Hidalgo. Los que más conmueven son los niños monaguillos que viene desde La Orden.

Con la noche sobre Huelva se iluminaron las calles con la luz del Calvario que se adentraba con la profundidad de su silencio y la mirada dulce de la Virgen de Rocío y Esperanza. ¡Silencio, pasa el Calvario!

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