Ganas de cofradías en San Pedro

Domingo de Ramos

El chaparrón no pudo con las ganas de Semana Santa y las cofradías se echaron a la calle.

La Virgen de los Ángeles, en el dintel de la Puerta del Mar de la parroquia mayor de San Pedro.
Eduardo J. Sugrañes

25 de marzo 2013 - 01:00

EL día amaneció tan bonito como cualquier otro Domingo de Ramos, es más, se envolvía de esperanza pues la mañana tenía toda su alegría y nada presagiaba la lluvia. La procesión de palmas salía desde la mayor de San Pedro para recorrer la plaza. Ambiente de Hossana entre el repique de campanas, el más hermoso campanirio de Huelva anunciaba jornada de júblio. Los balcones se adornaban y todo en la Hermandad de la Borriquita se iba perfilando. Día de palmas y ramos de olivos, de tradiciones y de fe de un pueblo que se adentra así en la Semana Santa del Año de la Fe.

Todo comenzaba, los primeros puestecillos ambulantes, la señora de los globos en la esquina, siempre para hacer sufrir a los fotógrafos, peor hay que vivir. La cuadrilla de costaleros dirigiendose a la cita anual. Los primeros penitentes de capas rojas iluminaban la plaza que había adornado sus balcones.

La musica la ponían unos jóvenes de Huelva, la Agrupación musical Santa Cruz que se adentraba por la calle la Fuente. La primera marcha, la primera alegría, todo era un revuelo en la plaza y nada hacía presagiar que ibamos a sufrir un fuerte chaparrón. Eran las cuatro de la tarde y el agua caía con fuerza, los músicos tocando hasta incorporarse al porche de San Pedro, donde habrían de esperar la salida de la cofradía. Era tan fuerte la lluvia que tuvieron que dirigirse a la otra puerta para resguardarse en el interior del templo. La plaza vivió la desbandada, paraguas abiertos y refugio bajo balcones y en los portales.

Luego, de nuevo la calma, hasta el sol salió a los veinte minutos cuando la junta de gobierno que preside Francisco Muñoz Hierro, tras reunirse para abordar la situación, decidía, atendiendo a los partes meteorológicos que realizarían la salida a las cinco de la tarde. De nuevo la esperanza de vivir el día, aunque la intranquilidad estaba ahí.

Salió el sol y el paso del Señor de la Entrada Triunfal, a las 17:00, salía por la Puerta del Mar en medio de una nube de incienso en la que se filtraban los rayos de una tarde que quería acariciar a las cofradías después del gran susto. Había que acortar tiempo y la cofradía no le dio la vuelta a la plaza, eso sería a la recogida. El Señor volvió a pasar este año por un paseo de Santa Fe replantado de palmeras tras haberlas devorado el picudo rojo. La estética de la ciudad contribuye también al esplendor de la belleza cofrade. La llegada a La Placeta fue una hora después, de lo marcado en los horarios oficiales, a las 19:40, según acuerdo entre las cofradías del día para ganar el tiempo perdido por el chaparrón.

La Virgen de los Angles fue desbordando belleza y la alegría fue el son de su paso, desde su misma salida acompañada por la marcha de su nombre. Luego su caminar hermoso, este año vestida por Antonio Rivera que le puso también las flores. Todo el conjunto, una exaltación a la belleza.

De regreso, la Hermandad de la Cinta le esperaba en la calle la Madre Ana y el barrio le abrió sus brazos.

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