La Esperanza se adueña del centro
La cofradía se recogió antes de lo previsto a causa de la aparición de la lluvia
TODO cambia en el centro de Huelva cuando la Hermandad de San Francisco va a realizar su estación de penitencia. La verdad es que la expectación es tan grande que todo el recorrido es seguido por un gran número de personas tanto del propio centro como de todos los lugares de la ciudad. Huelva sabe que la presencia de esta hermandad representa uno de los momentos culminantes de la Semana Santa.
Tampoco había dudas en la calle Esperanza Coronada sobre si había que realizar la salida o no. En la hora prevista, las puertas de la capilla se abrieron ante el regocijo de todos los presentes, que veían, con alegría, que un Miércoles Santo más María Santísima de la Esperanza callejearía por su barrio siendo arropada por mucho cariño y devoción.
La Hermandad de San Francisco, efectivamente, callejea por sus calles porque sabe que éstas son su casa; llenas de sentido cofrade, las estrechas arterias ofreciendo plásticos momentos en los que el cortejo procesional parece enroscarse en sí mismo.
Muy cerquita de su sede canónica tiene la cofradía la plaza Niña, lugar cofrade por antonomasía de la ciudad. Allí ya muchos edificios estaban engalanados en honor de la Virgen, algunos rezando el lema Reina de Huelva. Es un principio de recorrido muy intenso para estos cofrades, pero aún le queda a esta hermandad muchos momentos que esperan durante todo un año.
La configuración del centro permite, como ya se ha comentado, disfrutar de la cofradía desde distintas perspectivas, pero quizá si hay que resaltar un lugar ese es la confluencia entre Martín Alonso PInzón y Santa Ángela de la Cruz. Es una esquina en la que puede percibirse toda la belleza del paso de la Expiración, que busca Cardenal Cisneros, y el palio de María Santísima de la Esperanza, que abandona Berdigón para coger por Santa Ángela de la Cruz en pos de la Gran Vía. En esos momentos, no cabe un alfiler en esta zona. Muchos ojos están puestos en el antiguo Brasil -Hotel Tartessos- donde Huelva se reencuentra con sus tradiciones, su historia y devociones más arraigadas pese a que el aspecto de la zona haya cambiado hace ya mucho tiempo.
Tanto al Señor de la Expiración como a la Virgen de la Esperanza le esperaban saetas, pero la temperatura cofrade se elevó cuando el palio alcanzó el antiguo Brasil. Los vivas, los piropos y el cariño expresado en petaladas contribuyó a que esos momentos parecieran apoderarse del reloj; se trataba de la expresión más pura y genuina de una devoción popular, que no por ello es menos profunda y sincera.
Era un poco antes de las 20:00 cuando Esperanza Coronada llegó al Hotel Tartessos. No solo ese lugar sino todo el centro de la capital ya era una inmensa alfombra de gente que comprimía, en algunos momentos, a la propia cofradía de San Francisco.
Esta salida de 2013 era también muy especial para esta hermandad por varios motivos. En primer lugar, porque había interés en saber cómo luciría la titular tras la restauración efectuada el año pasado en los talleres de Nuestra Señora de la Almudena, de Madrid. La imagen lucía muy hermosa con el trabajo efectuado por su vestidor Pepe Fernández, que cada año se esmera con un cariño que toda Huelva puede comprobar el Miércoles Santo.
También era especial este Miércoles por el hecho de que suponía la última salida procesional con José Ortega como hermano mayor. Antes del inicio de la procesión, la capilla recogió otros momentos muy especiales. Tuvieron lugar las primeras levantás que, en el caso del Señor de la Expiración, corrió a cargo de Jacinto Cruz; la levantá del palio tuvo como protagonista al pregonero de este año, José Antonio Vieira, hermano de la Esperanza que no pudo contener la emoción en un Miércoles Santo que, sin duda, no olvidará en su vida, así como el resto de esta Semana Santa de 2013.
Tampoco pueda dejar de mencionarse el acompañamiento musical de los dos titulares. En el caso del paso de misterio, con la homónima Banda de Cornetas y Tambores, que logra una simbiosis perfecta. El acompañamiento para Esperanza Coronada corrió a cargo de la Banda del Liceo de Moguer, que también cumplió con creces con su cometido, siendo conscientes de la responsabilidad y privilegio que supone acompañar a esta Virgen Coronada.
La belleza plástica de la Hermandad de San Francisco se acrecienta, todavía más si cabe, si se tienen en cuenta los distintos hábitos que visten los penitentes del Señor y de la Virgen de la Esperanza. Junto a ellos, y siempre dentro de la comitiva, las numerosas promesas que mostraron su devoción. Todos ellos contribuyeron a que otro Miércoles Santo más, el centro de Huelva reviviera una parte básica de su sentido religioso y de su personalidad más auténtica.
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