La talla de la Inmaculada regresa tras estar 70 años fuera de su pueblo
La imagen data de 1620 y sufrió graves daños durante la Guerra Civil española
La recién restaurada imagen de la Inmaculada regresó al templo de Santo Domingo tras un exilio que duró más 70 años. La talla de la Virgen, que data del siglo XVII fue recibida en la Capilla del Carmen de la Pendola. Allí fue bendecida por el párroco de Lepe, Feliciano Fernández. A continuación la imagen de la Inmaculada fue trasladada en procesión hacia la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán donde se celebró una misa conmemorativa. Hoy se celebra otra misa y, posteriormente, una vigilia en vísperas de la Festividad de la Inmaculada con la participación de hermandades, Grupos Parroquiales y fieles en general.
Los trabajos de recuperación artística son del prestigioso restaurador sevillano Joaquín Arquillo y han costado unos 15.000 euros, asumidos en su totalidad por el Ayuntamiento de Lepe. La gestión realizada por el Consistorio y la Parroquia conlleva la recuperación y conservación para la ciudad de esta imagen de la Inmaculada fechada en torno a 1620, obra del genial imaginero cordobés Juan de Mesa y una de las más relevantes obras de arte sacro del patrimonio histórico cultural lepero.
Como acto previo a la llegada de la imagen a Lepe se ofreció una conferencia donde el restaurador, el profesor Joaquín Arquillo, dio a conocer los trabajos que se llevaron a cabo para darle esplendor a la talla. La imagen, propiedad de la parroquia lepera, sufrió graves daños y deterioros durante la Guerra Civil, pues se cree que fue tirada desde el altar al suelo, cayó de espalda e impactó la cabeza contra el mismo rompiéndose por la mitad y separándose del cuerpo de forma violenta, hasta el punto de que no se conservaba la parte posterior del pelo. Esta talle fue depositada posteriormente en el Museo Diocesano de Moguer. La Virgen de la Inmaculada se llevó 74 años fuera del culto y, de estos, 36 depositada en el museo diocesano de Moguer.
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