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El principio del fin del vertedero de Nerva

  • El traslado esta semana de la basura tóxica procedente de Montenegro colma la paciencia de la ciudadanía. Desde la Comisión para el Cierre indican que ya no hay más tregua para las instalaciones

Vertedero de Nerva.

Vertedero de Nerva. / Alicia Castilla (Huelva)

La llegada a Nerva de las primeras toneladas esta semana de residuos tóxicos procedentes de Montenegro, de las 120.000 previstas, ha terminado por colmar la paciencia de la ciudadanía de la localidad minera, que a lo largo de estos días ha venido mostrando de forma reiterada su firme y frontal rechazo a lo que consideran “un auténtico despropósito”.

En la última concentración que tuvo lugar a las puertas del vertedero el pasado viernes, convocada por las organizaciones que integran la Comisión para el Cierre del Vertedero (IU Nerva, Antivertederos de Nerva y Zalamea, Ecologistas en Acción, Independientes Nerva, Alternativa Ciudadana: Salud y Dignidad de Nerva y Riotinto, PSOE de Nerva y Sentido Natural de Berrocal), cientos de personas procedentes de diferentes puntos de la geografía comarcal y provincial exigieron con firmeza el cierre de la polémica instalación, además de mostrar su rechazo frontal a la llegada de más residuos extracomunitarios. Antes, a comienzos de esta semana, se manifestaron ante el Puerto de Sevilla para fijar su postura contraria al traslado de estos residuos.

A las puertas de la polémica instalación, el alcalde de Nerva, José Antonio Ayala, volvió a incidir en el “error histórico” cometido hace 25 años con la elección de Nerva como punto de anclaje del vertedero, llegando a reconocer la labor de los que lucharon entonces para que no se pusiera: “Ya estamos todos en el mismo sitio para hacer posible el cierre. Nadie se tiene que sentir en un bando o en otro. Las Administraciones y la empresa han de saber que esto no puede seguir abierto. No vamos a parar. Esto hay que cerrarlo y todos han de saber que ya no hay vuelta atrás”.

La presidenta de la Diputación de Huelva, y secretaria general de los socialistas onubenses, María Eugenia Limón, apuesta por una mesa de trabajo para el cierre ordenado y responsable del vertedero en la que todas las administraciones pongan su “granito de arena” para hacerlo realidad, sin dejar atrás a los trabajadores de la instalación. “Éste es el principio de un final que está cerca”, asegura.

Y el coordinador provincial de IU, Marcos Toti, quiere que la Junta de Andalucía fije en el calendario el cierre del vertedero con una fecha para su ejecución: “No queremos más palabras vanas que se las lleva el viento. Exigimos que se resuelva la injusticia cometida con Nerva y la comarca durante tantos años”. En el mismo sentido se pronuncia el coordinador local de los izquierdistas, Francisco Javier Moreno, que subraya el momento crucial en el que se está para conseguir el cierre definitivo de las instalaciones. “Llevamos ya 10 años diciendo que el vertedero está colmatado y sobrepasado. Los que cometieron errores nos hemos dado cuenta de que nos equivocamos. Nos engañaron. Y no vamos a consentir que nos sigan engañando. Ni un gramo tóxico más”, aclara.

Desde Independientes Nerva, otro de los veteranos en la lucha contra el vertedero, Francisco José Gallardo, antes en las filas del PP, destaca la unión del frente común constituido para cerrar la instalación, acordándose de los hombres y mujeres que lucharon hace 25 años con el mismo propósito. “Ya está bien de engaños. Los partidos estamos unidos por el bien y el futuro de Nerva porque no nos merecemos lo que ha pasado”.

Para el veterano conservacionista de Ecologistas en Acción Huelva, Juan Romero, hay razones más que sobradas para cerrar el vertedero: “La proximidad al pueblo, los vertidos al río Tinto, los incendios en los vasos y los accidentes en el transporte de los residuos, etc. No nos equivocamos. Pero no es cuestión de mirar al pasado. Esta vez tenemos que ir todos juntos para impedir que se tramite el procedimiento para prolongar la vida útil del vertedero hasta 2036. Es un disparate, y no lo vamos a consentir”.

En el mismo sentido se prenuncian dos históricos del movimiento antivertedero, Fermín Capado y Manuel Gómez, de Nerva y Zalamea, respectivamente: “Nos engañaron. Dijeron que vendrían residuos solo de Huelva, Sevilla y Cádiz, y han terminado viniendo de Italia, Grecia y Montenegro. Nos siguen mintiendo y ninguneando. No nos tienen en cuenta para nada. En nosotros está decirles se acabó”, comenta el primero. Mientras su compañero nervense cree que esta vez lo van a conseguir: “Estamos en el camino”.

Por último, el portavoz de Alternativa Ciudadana: Nerva, Salud y Dignidad, José Luis Lozano, reconoce que el tiempo ha acabado por unir a toda la ciudadanía ante la injusticia cometida hace 25 años. “A eso es a lo que tenemos que agarrarnos porque tenemos las mismas preocupaciones. Es el momento a poner fin a estos 25 años de injusticia”, asegura.

Desde la Comisión por el Cierre del Vertedero piden a las administraciones pertinentes, principalmente a los gobiernos central y autonómico, que, “el cierre del vertedero tiene que ser ya una realidad, que ya no hay más tregua, que la indignación la hemos transformado en coraje y valor, y que ya no vamos a parar de gritar que no queremos ser el retrete tóxico de Europa, que esta tierra no está en venta y que queremos justicia y dignidad, mucha dignidad”.

En la localidad minera nadie entiende cómo miles de toneladas de residuos peligrosos han recorrido más de 3.000 km. para depositarlos en su suelo, “en nuestras casas, en nuestro aire”. Y muestran su desacuerdo con las afirmaciones hechas desde la empresa gestora del vertedero, DSM, afirmando que “los residuos proceden de un astillero y no son especialmente peligrosos”. Para las organizaciones convocantes esa afirmación es una falacia: “¡Qué decimos nosotros: mentira! Todos son contaminantes, y los que más, el amianto y las arenas con hidrocarburos”.

Entre los argumentos que esgrimen para mostrar su rechazo y petición de cierre argumentan que “nos vendieron el vertedero con falsas promesas, que algunas de las personas que están hoy aquí creyeron y otras no, pero eso hoy da igual, la Cuenca Minera, hoy más que nunca, debe estar unida, esa es la única posibilidad de acabar con esta pesadilla que ya dura un cuarto de siglo. Así como le pedimos a la clase política que tenga altura de miras ante muchas situaciones, igual tenemos que tenerla quienes a día de hoy queremos lo mismo para nuestra tierra”.

Además, aprovechan la ocasión para dejar claro que, “estamos aquí en pie y con ganas de avanzar para impedir también la instalación de una planta de tecnosuelos en Riotinto, porque esa no es forma de ayudar a desarrollar el sector turístico, más bien es la forma de terminar de destruir la comarca, pero no les vamos a dejar. No mientras estemos juntos”.

En Nerva ya nadie duda de que el vertedero de residuos tóxicos y peligrosos, bautizado como Complejo Medio Ambiental en sus inicios, sea el “mayor fiasco” de los últimos tiempos para una localidad culta y minera a lo largo de sus casi 140 años de historia. A diferencia de hace 25 años, la unanimidad respecto al cierre del vertedero no deja lugar a dudas entre todo tipo de asociaciones y colectivos locales, tal y como se puso de manifiesto en la última concentración, donde personas contrarias a la instalación desde sus inicios caminaron junto a otras que defendieron su ubicación entonces.La creación de la polémica instalación, que dividió a la sociedad local en dos bandos, iba a suponer un revulsivo socioeconómico para la zona, con la reindustrialización de la misma y la creación de cientos de empleos directos e indirectos. Un cuarto de siglo después, la historia es muy diferente a cómo se diseñó para convencer a la ciudadanía de las bondades que para los nervenses supondría su aceptación.

Antes de llegar a Nerva, el proyecto suscitó una fuerte oposición y rechazo en otras localidades onubenses en las que se pensó primero, como Gibraleón. A cambio de permitir la ubicación de este vertedero en la localidad minera, el Ayuntamiento de Nerva firmó con la Junta de Andalucía un convenio marco que permitió a la localidad minera ganar en infraestructuras de todo tipo: un complejo deportivo con pistas de atletismo y piscina climatizada, un nuevo teatro, un nuevo conservatorio de música, un restaurante a la entrada de la localidad, etc.

El 28 de julio de 1998, el consejero de Medio Ambiente, José Luis Blanco, inauguró de forma oficial, en compañía del alcalde de Nerva, José Villalba, el vertedero de residuos tóxicos y peligrosos. En otoño de 1999 comenzaron a registrarse las primeras anomalías en el interior del vertedero, como el incendio que hizo saltar todas las alarmas en el interior de la instalación. Fue el primero de una larga lista. Los responsables de la planta no descartaron que fuera provocado. Por su parte, los ecologistas denunciaron a los gestores por negligencia y delito ecológico.

Meses antes, en marzo de ese mismo año, se reunió por primera vez la Comisión de Seguimiento del Depósito Industrial de Nerva, cuyo principal cometido era el control del vertedero de residuos tóxicos y peligrosos, con la asistencia de representantes del Consistorio municipal, la Junta de Andalucía y la Universidad de Huelva.

En enero de 2005, seis años después de su puesta en marcha, el pleno del Ayuntamiento acordó por unanimidad crear otra comisión de control y seguimiento para vigilar el cumplimiento de la normativa medioambiental de todas las instalaciones industriales ubicadas en la localidad, especialmente la del vertedero tóxico. Se trataba de un órgano en el que predominaban políticos locales, sin contar con la presencia de colectivos contrarios al mantenimiento de la instalación. Tampoco llegó a funcionar y tampoco ejerció ningún tipo de control sobre la planta de residuos. Ni ecologistas ni antivertedero tendrían representación en este órgano hasta tres años después.

A mediados de junio de 2008 la Junta de Andalucía concedió a la empresa gestora del vertedero la Autorización Ambiental Integrada (AAI) que permitía continuar con su negocio de residuos tóxicos por espacio de 30 años más. Un mes después de hacerse pública la autorización, el Grupo Independiente de Nerva (Giner), partido del que formaba parte el equipo de gobierno municipal al completo, mostró su oposición a la ampliación del vertedero, mientras que PSOE e IU, en la oposición, preferían esperar a conocer más detalles sobre el proyecto.

En noviembre de ese mismo año, la Comisión de Control del Vertedero rechazó la licencia de ampliación y la empresa amenazaba con defender sus intereses “donde hiciera falta”. Un mes después, el pleno del Ayuntamiento de Nerva también decía “no” a la ampliación, comunicando a los pocos días la denegación de la licencia de ampliación a la empresa. Finalmente, la ampliación del vertedero se resolvió en los tribunales, tras la presentación de un recurso por parte de la empresa.

En enero de 2009, desde el Consistorio se abrió expediente informativo a la empresa con el objetivo de aclarar las divergencias surgidas en torno a la ampliación. Entre finales de 2010 y comienzos de 2011, la gestión del vertedero tóxico volvió a ponerse en entredicho por la recepción de más de 80.000 toneladas residuos tóxicos y peligrosos procedentes de Italia, cuestión que generó una fuerte polémica en el seno de la comisión de control y seguimiento de la instalación. A esta nueva discrepancia se le sumó en julio de 2011 el cierre cautelar del vertedero tras producirse otro incendio en uno de sus vasos cargado de residuos.

El pleno del Ayuntamiento dió el visto bueno al cese provisional de la actividad decretado por la Junta de Andalucía y abrió la puerta al cierre definitivo del vertedero. A esta petición se sumó tres meses después el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo. A finales de ese año, el Ayuntamiento de Nerva terminó rompiendo relaciones con la Dirección del vertedero, a la que al año siguiente reclamaría tres millones de euros en concepto de canon de residuos.

En octubre de 2014, el Pleno del Ayuntamiento aprobó por unanimidad exigir a la Junta de Andalucía el cese de la llegada de más residuos al vertedero por considerarlo más que colmatado en relación a su proyecto original. Sin embargo, la entrada de camiones cargados de residuos aún continúa hoy en día. Mientras, el rechazo a una nueva autorización de ampliación –cuya tramitación inició la Junta de Andalucía en pleno estado de alarma por la pandemia de Covid-19, hace dos años– es ya generalizada entre la ciudadanía y representantes de todo tipo de instituciones, asociaciones y colectivos locales, incluido el alcalde de Nerva, José Antonio Ayala, que lo rechaza de forma expresa, por primera vez, a mediado de junio de 2020, al igual que hace el Pleno del Ayuntamiento por unanimidad un mes más tarde, calificándolo finalmente de “error histórico” hace tan solo unos días.

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