Jesús Clavería Muniesa, arquitecto de la modernidad

Gente de aquí y allá

De Letux a la Costa de Huelva, su trayectoria profesional y personal ha dejado huella en la arquitectura onubense y en la amistad de quienes lo conocen

Pedro Yórquez, un onubense de raíces profundas

Jesús Clavería Muniesa. / M. G.

Desde que llegó a Huelva y lo conocí, me pareció un caballero a carta cabal. Jesús nació en el año 1947 en un pueblo aragonés llamado Letux, muy cerca de Belchite, al sur de la provincia de Zaragoza, con solo unos trescientos habitantes. Allí, su padre Antonio tenía una farmacia, y era una familia radicada en la localidad desde muchas generaciones. Su madre, Paquita, provenía de una familia numerosa en un pueblo muy cercano a Letux llamado Lécera, separados solo por unos 9 km.

Jesús son seis hermanos: cinco varones y una mujer. Tres de ellos son farmacéuticos, uno aparejador, una secretaria de dirección y él, que es el tercero, es arquitecto.

Jesús estudió el bachillerato en Zaragoza en el Colegio La Salle y acudió a una academia para preparar el ingreso en la Carrera de Arquitectura. Al año siguiente se marchó a Madrid para comenzar sus estudios, mientras asistía a una academia donde, por casualidad, tuvo como profesor al querido amigo Alfonso Aramburu, quien con el tiempo se trasladaría definitivamente a Huelva, convirtiéndose en una de las personas más importantes de nuestra ciudad.

En el Colegio Mayor La Salle, donde Jesús residía, estaba de capellán don Juan Mairena Valdayo, quien le orientó y le habló de las grandes posibilidades que ofrecía Huelva para los arquitectos. Y así fue: se vino a Huelva y se encontró con Alfonso Aramburu, que ya tenía un estudio de arquitectura en la ciudad y le ofreció trabajar con él. Jesús no lo dudó y nunca se arrepintió de aquella decisión.

En un viaje a Londres, Jesús conoció a una chica sevillana con raíces familiares en Alosno, que más tarde se convertiría en su novia. Él recuerda el día en que vino desde Zaragoza a Punta Umbría para verla por primera vez. Al llegar a lo que en Huelva llamamos “el cruce” y subir la carretera del alto de la duna para ver el mar, después de atravesar España, se sorprendió tanto que quedó impresionado. Entre la sorpresa de hacerse socio de Alfonso, conocer a su novia en estas tierras y la belleza del paisaje, se convirtió en choquero y puntaumbrieño.

Alfonso le había dicho años antes que le vendería el estudio, y así fue. Jesús empezó a trabajar en solitario, aunque colaboró con arquitectos jóvenes.

Jesús tiene tres hijos: Antonio, Lui y Álvaro. Los dos mayores estudiaron Empresariales en Navarra, y Álvaro, el menor, Arquitectura en Sevilla. Los dos mayores han recorrido medio mundo, al igual que sus ocho nietos, pero todos se sienten puntaumbrieños, porque desde pequeños han venido a disfrutar de La Canaleta cada año. Jesús también se siente de aquí: lleva 51 años entre Punta Umbría y Huelva, todos sus amigos y clientes son de aquí, y cada cliente suyo se convierte en amigo.

En Huelva, criaron a sus hijos. Y Jesús, que es maño y ama su tierra natal, siente igual cariño por la onubense. Él mismo dice que la provincia de Huelva es de las más completas de España en todos los aspectos, y en eso coincidimos. No es por hacerme “peloteo”, porque ni él me debe nada ni yo a él: simplemente tenemos una gran amistad desde el día que nos conocimos. Hemos trabajado y colaborado en muchos proyectos, haciéndole yo los levantamientos topográficos para sus obras.

Proyectos que embellecieron la ciudad y la provincia, destacando chalets en la Avenida Pérez de Guzmán de Punta Umbría (conocida como La Ría), uno de los paseos más bonitos de Huelva; edificaciones en la Avenida del Atlántico, calle Zarapico y Paseo del Mar en Punta Umbría, así como en El Portil y La Antilla. También realizó trabajos en Huelva capital, como en la Avenida de Madrid o el célebre “Edificio Patrón” en la Plaza de la Palmera, en pleno centro neurálgico de la ciudad.

Hoy, Jesús trabaja menos debido a la edad, pero sigue siendo un arquitecto de referencia, siempre disponible para consultas, y aún conserva su espíritu joven.

Querido Jesús, gracias por tu cariño dedicado siempre a tus amigos, a Huelva y a Punta Umbría.

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