Del escenario a la mesa: La Casa Encantada, la otra gran protagonista del Festival de Niebla
"El que viene al restaurante, viene a su casa", asegura Inés que vive estos días con especial ilusión
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Quien estas semanas ha asistido al Festival de Teatro y Danza Castillo de Niebla seguro que ha pasado por La Casa Encantada y se ha visto atraído por su ambiente o por el exquisito olor de su cocina. Los más precavidos han reservado mesa en este restaurante que es ya una parte más del festival y que cada sábado de julio y agosto enciende los fogones para dar de comer a quienes van a disfrutar o trabajar en el espectáculo.
"Es mi época favorita", asegura Inés, la dueña de este restaurante que está al lado de la entrada al Castillo de los Guzmanes. Durante estos ocho sábados al año le gusta "dar una buena atención" a quienes confían en su cocina para cenar antes y después del espectáculo, ya que se mantiene abierto incluso al finalizar las representaciones. "Entiendo que la persona que viene de fuera, que ha acudido al teatro a ver el espectáculo, a lo mejor antes de volver a su casa quiere tomarse algo", esa motivación es la que le ha hecho organizar tres turnos de cena para poder atender a todo el mundo.
Apenas el reloj marca las 20:30 sus mesas ya están llenas de quienes quieren tomar algo antes de pasar al castillo. "Algunos se me ponen nervioso porque ven la hora del festival, pero siempre les digo que no se preocupen que van a salir comidos sí o sí", e Inés cumple su palabra. Antes de que comenzar la función sus comensales ya han terminado la cena y pueden disfrutar del espectáculo nocturno, pero aun con la obra desarrollándose, sus mesas no se vacían. "Acude mucha gente del pueblo que aprovecha esa hora para cenar", asegura la dueña que mantiene sus puertas abiertas para todo el que venga con hambre.
Terminada la función es más complicado tener mesa. "Desgraciadamente, a algunos les tengo que decir que no tengo sitio", admite la dueña que desde el jueves ya tiene completa la agenda para la noche del sábado por quienes, más precavidos, no se han arriesgado a quedarse sin sitio. Equipo técnico del festival, actores, representantes institucionales... Cuando se cierran las puertas del castillo todos acuden a cenar al restaurante que se llena de un ambiente único estas noches de verano.
"El que viene a La Casa Encantada, viene a su casa", asegura Inés que siente una gran satisfacción por "formar parte durante estos dos meses del Festival" y con el que ha creado una vinculación muy especial. Estos días especiales el restaurante cuenta con una carta reducida para asegurar que "todo el mundo coma en una hora". Tapas frías, calientes o fritos que se adaptan al ritmo del festival y al aumento de clientes, aunque asegura que no contempla añadir más mesas, aunque el espacio se lo permite, porque "sería perder calidad en el servicio" y no está dispuesta a eso.
Tras varios años recibiendo al público y al equipo del Festival, Inés y La Casa Encantada se han convertido en una parada indispensable para los asiduos del Festival que cada año saben que tiene en sus mesas un hueco para quienes llegan con hambre. "A mí no me importa estar ahí para ellos", recalca la dueña que aunque estos días el trabajo sea algo más intenso son los que más disfruta del año.
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