Agricultura

La cosecha de la IGP Garbanzo de Escacena cae un 25% pero con calidad excelente

  • La ausencia de lluvias lastra el rendimiento de la cosecha pese a crecer un 11% los cultivos

  • La IGP reafirma su estrategia con el chef onubense Xanty Elías para introducir el garbanzo verde

El presidente del Consejo de la IGP, Juan Manuel Díaz del Valle, en primer término, acompañado, al fondo, por el cocinero onubense Xanty Elías.

El presidente del Consejo de la IGP, Juan Manuel Díaz del Valle, en primer término, acompañado, al fondo, por el cocinero onubense Xanty Elías. / Rafa del Barrio

Una de las joyas de la despensa onubense, el garbanzo de Escacena del Campo, afronta la recta final de la campaña, a un mes de la recolección. Las expectativas son contradictorias, aunque sigue la senda del crecimiento de los últimos años. Este 2021 no lo hará en cuanto a la cantidad de producto a recolectar: caerá alrededor de un 25% respecto al año pasado debido a la falta de lluvia, fundamental para un cultivo de secano. Pero la superficie cultivada ha aumentado. Y, mejor aún, la calidad de la legumbre se espera que sea excelente. Un empujón más para proyectar la marca en el mercado nacional con garantía de calidad.

El presidente del Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida Garbanzo de Escacena, Juan Manuel Díaz del Valle, avanzó ayer en rueda de prensa los números de la presente campaña, en la que se espera una producción de entre 750.000 y 850.000 kilos.

La cifra final quedará en torno a un 25% por debajo del récord registrado el año pasado, con 1,1 millones de kilos empujado por la mayor pluviometría, que alcanzó los 238 litros por metro cuadrado. En este 2021, con una primavera mucho más seca, se han recogido en la zona sólo 81 litros de agua de lluvia, entre el mes de marzo, en el que se inicia la siembra, hasta la actualidad, a un mes de la recolección. El rendimiento de la cosecha, pues, no será el esperado, aún cuando se ha ampliado la superficie de cultivo.

Si en 2020 fueron 584 las hectáreas destinadas al garbanzo en los once municipios integrados en la IGP, este año se ha pasado a 646 hectáreas, un 11% más, repartidas, en un 68% del total, entre los términos municipales de Escacena del Campo y Paterna del Campo, que están al frente de la marca.

Díaz del Valle recordó que este enclave onubense, que incorpora también municipios vecinos sevillanos, destaca por un microclima en el que se dan vientos atlánticos que repercuten positivamente en la calidad del garbanzo cultivado.

Entre abril y mayo, ha explicado, ha predominado el viento de sur/suroeste, denominado marea en la zona, cargado de humedad y artífice de noches frescas, que terminan potenciando las particularidades de la legumbre onubense, un garbanzo único en cuanto a su tamaño extra, su blandura, su cremosidad y su finura.

Las expectativas actuales pasan porque en lo que resta de junio se mantengan unas condiciones meteorológicas parecidas que terminen el proceso de maduración proporcionando un realce de esas características únicas.

El chef onubense manipula garbanzos verdes, frescos, junto a otro plato envainados, a los que invitó a probar crudos. El chef onubense manipula garbanzos verdes, frescos, junto a otro plato envainados, a los que invitó a probar crudos.

El chef onubense manipula garbanzos verdes, frescos, junto a otro plato envainados, a los que invitó a probar crudos. / Rafa del Barrio

En cualquier caso, en estos momentos, semanas antes del fin de la cosecha, se puede recolectar el llamado garbanzo verde, convertido en versión estrella del producto del Condado onubense, para el que se mantiene la estrategia de introducir en la restauración como producto de consumo frecuente y con grandes posibilidades culinarias y nutritivas.

Las acciones promocionales que se iban a lanzar el año pasado de la mano de Xanty Elías tuvieron que suspenderse en plena irrupción de la pandemia, pero el chef onubense estuvo en la presentación ante los medios ayer para refrendar su apoyo a uno de los grandes productos de la gastronomía propia de la provincia de Huelva.

Elías destacó la excepcionalidad del garbanzo verde en ese punto de inmadurez, “con un dulzor fuera de lo normal” y con todo el potencial para propiciar “una explosión de sabor en la boca”.

Lo equiparó el cocinero al consumo extendido en Huelva de las habas, muy tradicional enzapatás, aunque destacó las múltiples propiedades orgánicas y nutritivas que, comparativamente, tiene más desarrolladas el garbanzo verde de Escacena, como “un 50% más de proteínas que las habas”, subrayó. Esto permite, además, dejó claro, un sencillo tratamiento tanto en consumo doméstico como en alta cocina con resultados notables.

Tanto Díaz del Valle como Elías apuntaron a la necesidad de valorar adecuadamente las diferentes calidades que se pueden alcanzar en el producto en una misma cosecha. En este sentido, la concienciación del consumidor y de los propios restauradores es una tarea pendiente en la que se está avanzando ya mucho.

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