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María González Márquez: Profesora de español para refugiados

  • Montó una escuela de idiomas en Huelva, Educamundo, y trabaja para la Fundación Cepaim dando clases de español a solicitantes de asilo

María González Márquez, profesora de español para refugiados.

María González Márquez, profesora de español para refugiados. / M. G (Huelva)

Recién llegada a Huelva mi esposa Camino Gefaell puso un anuncio en internet ofreciéndose para impartir clases particulares de inglés y no había pasado ni una semana cuando recibió una llamada de María, que era la propietaria de una academia de idiomas ubicada en Huelva llamada Educamundo. Quería hacerle una entrevista y ver si le interesaba y ambas llegaron a un acuerdo. María es licenciada en Filología Árabe y, junto a otras profesoras, impartían clases de muchos idiomas. De ahí el nombre del centro de enseñanza.

A partir de ese momento surgió una bonita amistad con María y con su marido David, pues son dos personas encantadoras, “tal para cual”. Actualmente ambos viven el en histórico pueblo onubense de Trigueros, en cuyo termino municipal se encuentra el Dolmen de Soto y también el Pilar romano de la media legua y la Iglesia de San Antonio Abad, patrón de la localidad cuya torre destaca en la lejanía.

María nació en Huelva en mayo de 1979, hija de Jesús y de Generosa, ambos maestros, él en el Colegio de los Padres Salesianos y ella en el Colegio Juan Luis Vives. María es la de en medio de tres hermanos y todos se dedican a hacer el bien y por eso enfocaron sus estudios para servir a la sociedad. Ella realizó su Bachiller en el Instituto “La Orden”. Después se matriculó en la Universidad de Huelva para estudiar Derecho, pero solo hizo el primer curso porque no le convenció la carrera. Lo suyo eran los idiomas, así que se fue a Sevilla a estudiar Filología Árabe, terminando en 2003. A partir de entonces se dedicó a trabajar enseñando idiomas como español para extranjeros, francés y árabe en diversos centros como la Ciudad de los Niños de Málaga. Fue tutora de un curso online de Árabe dirigido al personal exterior del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación. También se fue a Francia, a la histórica y cultural ciudad de Saint-Quentin, como auxiliar de conversación de español, sobre todo para la expresión oral en el Lycée Condorcet.

Además, trabajó en otros muchos lugares que no voy a nombrar porque, como digo siempre, esto que escribo no pretende ser un currículo de trabajo. Se trata de una breve semblanza de la persona. Pero lo que sí quiero destacar es que lo que más le gusta de todo es el voluntariado. Y de ese aspecto, ella destaca el servicio que hizo en el Hogar Lerchundi de Tánger, en el vecino país de Marruecos, con niños y niñas en riesgo de exclusión social, con el apoyo de la Fundación Valdocco y Cáritas. Ella me cuenta que esa ha sido una de las experiencias más gratificantes de su vida. Y además es que se le pone una cara de ilusión cuando me cuenta el hecho de haber podido trabajar con aquellos niños y niñas. Y como lo suyo es ayudar, en la actualidad trabaja para la Fundación Cepaim dando clases de español para refugiados y personas que solicitan asilo.

María, a todo esto, conoció a David y decidieron casarse en octubre de 2006 en Palma de Río y después se vinieron a Huelva a trabajar. Él fue destinado a Moguer y ella montó la academia de idiomas anteriormente mencionada, pero lo dejó todo al quedarse embarazada, pues quiso dedicarse a la educación de su hijo Mateo. Los fines de semana se van a descansar al bonito pueblo de Campofrío, en donde sus padres tienen una preciosa casa familiar, ya que su padre es de allí. Por cierto, este pueblo tiene la plaza de toros más antigua de España, en la que todavía hoy se siguen celebrando festejos taurinos. Es decir, que sigue en uso. Y hasta allí fuimos mi esposa y yo a verlos y conocimos a sus padres, que son los dos también igual que María, personas encantadoras.

Tengo una cita bimensual en Trigueros con una peña de buenos amigos con los que me reúno para tener una comida de convivencia junto a una charla cultural, para la cual nos vamos turnando para impartirla y es precisamente junto a su casa. Por eso, aparco mi vehículo muchas veces delante de su puerta y aprovecho para visitarlos y saludarlos a ella, a su marido y a su hijo, que está ya muy mayor y es muy simpático, pues ha tenido a quién salir.

María, desde estas letras, tanto Camino como yo te enviamos un abrazo muy cariñoso a la vez que en nombre de toda la sociedad te damos las gracias por el bien que haces.

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