Francisco Florentino García: Paco Florentino
Gente de aquí y allá
Docente de vocación y beasino de nacimiento, Paco es la fiel definición de una buena persona
Camilo Gómez Cruz, onubense y flamencólogo

Huelva/No voy a tener ni espacio ni capacidad para escribir sobre mi buen amigo Paco por todo lo que él necesita para que quede bien descrita su amplia trayectoria humana y profesional. No obstante, voy a tratar de sintetizarla para que resulte bien clara. Antes que nada quiero que quede bien claro que a Paco Florentino le tengo muchísimo aprecio, pero no por eso voy a contar algo que no sea verdad ni que yo quiera ensalzar por mi amistad y mi cariño hacia él. A decir verdad, en principio él se resistió a que yo le hiciera este retrato periodístico, pero más tarde y, en base a nuestra amistad, accedió, aunque muy a regañadientes, porque él me decía que no era merecedor de esto. Modestia y humildad de este caballero y señor de la enseñanza y que, como él mismo se define, es un onubense provinciano. Ya verán ustedes, queridos lectores, si continúan leyendo, qué categoría humana y profesional tiene “Flore”, como le llaman en su pueblo.
Paco nació en la localidad onubense de Beas, en el florido mes de mayo del año 1951. Su segundo nombre, Florentino, le viene de su abuelo materno, que injustamente fue fusilado en la Guerra Civil. Florentino era reconocido por todos los que lo conocían como una muy buena persona. Cosas de la crueldad de aquellos momentos. Su padre era un obrero que incluso fue a Alemania a buscar un trabajo digno y poder así arrimar unas pesetas a su casa.
En este ambiente creció Paco, que ya en el colegio empezó a destacar por su inteligencia. Guarda muy buenos recuerdos de doña Ángeles y don Antonio, que fueron los que le inculcaron el amor por la enseñanza. Además, fue su maestro quien le dijo a sus padres “este niño vale, es listo y tiene que estudiar”. Y entonces el cura del pueblo, don Francisco Turrillo, ofreció a sus padres la posibilidad de que Paco Flore fuese al seminario, que era donde podía estudiar y tener la oportunidad que de otra forma no hubiese tenido. Su madre lloró por dejar que su hijo, con solo 10 años, se fuese interno a Huelva, pero sabía que era lo mejor porque si se quedaba en el pueblo su vida hubiese sido solo trabajar en el campo. Entonces todavía no existían las becas de estudios, que llegaron más tarde, pero cuando lo hicieron, Paco ya siempre las obtuvo hasta el final de sus estudios universitarios.
En Huelva no había todavía Universidad, por lo que se marchó a Sevilla a estudiar Filosofía y Letras. Al terminar se presentó a las oposiciones de profesor agregado de Geografía e Historia, las cuales aprobó y fue a dar clases al Instituto Martínez Montañés de Sevilla, en el que estuvo 20 años y donde consiguió, a base de estudiar y mucho trabajar, la plaza de catedrático. También fue nombrado jefe de estudios y luego vicedirector. Más tarde se involucró en la formación al profesorado y obtuvo una plaza, primero como profesor asociado y después como titular, en la Escuela de Magisterio. Él se centró en la formación de docentes y terminó como catedrático de Universidad. A todo esto, investigó y escribió varios libros que son auténticas referencias en el mundo de la educación. Una vez jubilado sigue trabajando en pro de la enseñanza y muchos profesores me hablan del carisma y la categoría de Paco, al que quieren y respetan. Y es que Francisco Florentino García Pérez, que así es como se le conoce en el mundo universitario, es una persona muy importante si hablamos de la enseñanza y la educación.
En el aspecto personal, su esposa Charo Gómez, también dedicada toda su vida a la enseñanza, forma con él una pareja excepcional. Conozco a sus 3 hijos, un varón y dos hijas, que son un encanto igual que los padres que tienen y que los hacen muy felices.
Pero para los que lo conocemos bien, Paco Florentino, por encima de todos sus éxitos y triunfos profesionales, de los que no he podido dar buena cuenta porque son tantos que no cabrían en este espacio y además no quiero cansar a los lectores, es una bellísima persona. Jamás ha hecho mal a nadie, al contrario, siempre ha ayudado en todo lo que ha podido. Es un magnífico hijo, buen marido y excelente padre, pues esos fueron los valores que aprendió en el seminario. Por eso a Paco lo quiere todo el que lo ha conocido y desde luego yo me siento un privilegiado por ser su amigo. Gracias Paco por haberme dejado escribir esto y que te conozca alguien más.
Temas relacionados
No hay comentarios