La oscuridad, el sonido mágico, el tamaño de la pantalla, hasta los perfiles de quienes están en las filas inferiores... El cine es una experiencia incomparable por muy cómodo que sea el sofá de tu casa y grande el televisor. Ninguna plataforma es capaz de asegurarte esas sensaciones. Como ver una película en una sala de cine no la vas a ver en ningún lado.

El jueves volví al cine. Hacía más de dos años que no entraba en una sala. Lo echaba de menos. Fue una sensación extraña, de pequeña victoria moral y terreno reconquistado. Esta dichosa pandemia/pesadilla nos ha ido privando de tantísimas cosas importantes, que en el camino hemos dado por perdidos pequeños placeres mundanos a los que no dábamos valor o por simple hábito los teníamos por algo menor. Ir al cine era un plan de tarde tontorrona, algún estreno muy ocasional y esos días en los que apetecía una alternativa tranquila o te marcabas el detalle de tito guay con los sobrinos.

No hubo riesgo, apenas percibí peligro alguno. Casi diría que era más atrevido bajar las escaleras oscuras a media película para ir al baño que posibilidades había de contraer el puñetero virus. Mascarillas, gel, la distancia garantizada en la venta numerada de las localidades... Todo lo necesario para que la vida siga. Salí de la sala con la sensación de reconquista, de haberle ganado una pequeña batalla a la pandemia recuperando otro de esos espacios que nos arrebataron hace ya tantos meses.

Los límites nos los marcan las medidas sanitarias, las restricciones lógicas y la cordura que tenemos que poner de nuestra parte, pero dentro ese marco todos nosotros debemos imponernos como reto ser capaces de recuperar nuestras vidas. Desconozco si el Covid-19 se va a gripalizar, lo van a transformar de pandemia en endemia en un despacho o alguien va a declarar en momento dado que el peligro es asumible y ancha es Castilla. Lo que sí se es que dentro de lo que podemos debemos hacer lo máximo. Ya hemos perdido bastante y es hora de comenzar la remontada en los cines, los teatros, los estadios, en las procesiones y en los parques.

Por cierto vi Spiderman: no way home. Alerta spoiler: la verdad es que la primera mitad de la película se hace algo lenta para remontar al final con algún detalle curioso para marvelianos.