La urgencia no puede esperar al AVE en Huelva

El servicio de trenes en Huelva necesita salir ya de la máxima precariedad y atender a los onubenses, después de la avería de un convoy a Sevilla que dejó a 68 personas en el último lugar de las prioridades

“Hemos tenido ataques de pánico en el tren, sin agua, sin luz, sin comida...”, lamentan los pasajeros del trayecto de Huelva a Sevilla tras seis horas parados en la vía

Pasajeros caminando la noche del lunes a oscuras con su equipaje seis horas después de la avería de un tren de la línea Huelva-Sevilla.
Pasajeros caminando la noche del lunes a oscuras con su equipaje seis horas después de la avería de un tren de la línea Huelva-Sevilla. / Ana Oreiro

Huelva, 21 de diciembre 2025 - 01:30

LAS personas, lo primero. Así debe ser siempre. Sobre todo al hablar de servicios públicos. Pero esa prioridad no se vio el lunes, cuando 68 pasajeros del tren Huelva-Sevilla quedaron abandonados a su suerte durante seis horas en medio del campo. El convoy se detuvo por una avería y dejó a todos pendientes de un rescate que llegó demasiado tarde.

Cuesta pensar que alguien tomara la decisión de dejar a tantas personas esperando una ayuda que, en cualquier caso, iba a tardar en llegar y hacerse efectiva. Por eso es inexplicable que no se movilizara un transporte alternativo, previa evacuación segura de todo el pasaje, para evitar una situación incómoda y angustiosa. Aunque la espera estimada hubiera sido sólo de dos horas.

Fueron seis horas de incertidumbre, agravada por la falta de luz, de agua y comida, y con baños averiados. Más el destrozo personal adicional de viajes frustrados por conexiones con trenes y aviones perdidas; de citas médicas, estudios y otros compromisos arruinados esa tarde. Compensación difícil tienen quienes lo sufrieron, más por lo primero, la experiencia vivida, que por las consecuencias. Que también.

Por eso lo primero debe ser siempre cuidar a las personas. Sacarles de un tren averiado y sin condiciones mínimas exigibles para una espera de este tipo, más o menos prolongada. O para un sencillo viaje en tren. Había que sacarles de ese lugar perdido en el campo y proporcionarles el acceso más rápido posible a su destino. Lo contrario (lo que tuvieron) es impropio de un servicio de transporte. Especialmente si es público. Para exigir responsabilidades.

Toca hacerlo porque no es la primera vez que pasa. Y ni se crean –o no se aplican– protocolos de actuación correctos en escenarios de este tipo ni tampoco se aprende de errores previos.

El lunes en la línea Huelva-Sevilla fueron 6 horas de abandono. En Toledo fueron más este verano de forma extraordinaria en el AVE. Pero los usuarios de los trenes onubenses suman más episodios de este tipo y por causas recurrentes.

Un servicio público de transporte debe ofrecer un servicio con mínimos de eficacia y calidad

En Huelva, en el último trimestre de 2023, hubo dos situaciones muy parecidas. La más bochornosa (si cabe) fue la que sufrieron los pasajeros de un Alvia que debía llegar a Huelva desde Madrid. Se quedó parado a las diez de la noche en el mismo término municipal de la capital, a pocos minutos de su llegada a la estación, pero en medio del campo. Hasta las tres de la madrugada no pudieron salir del tren, a oscuras, arrastrando sus maletas en un pedregal, sin agua, sin comida y sin transporte asegurado hasta la ciudad. Y con personas mayores que denunciaron especialmente el desamparo que sintieron. Entonces, como ahora, y con agravantes, las personas quedaron en último lugar.

Poco después, en un punto cercano, otro tren recién salido de Huelva también se averió en medio de la nada, cerca de San Juan del Puerto. Los pasajeros tuvieron que salir arrastrando sus maletas por la tierra, por su propio pie, a buscar un punto de encuentro con un autobús. Fueron dos horas y a plena luz, por la mañana. Como si eso fuera un atenuante.

Es una muestra. Hay mucho más. Más averías, retrasos, trenes deteriorados y sin dotaciones mínimas para los viajeros que pagan sus billetes de Alvia a precios superiores a la alta velocidad… Una botella de agua, aire acondicionado o un enchufe para cargar un móvil parecen un lujo, según las carencias que frecuentemente denuncian viajeros de estos trenes.

La "lotería" del tren de Huelva

El lunes fueron 68 personas las afectadas. No eran tantas como viajan en esos AVE que, sin ser la panacea, juegan en otra división. Y cada vez serán menos porque no se puede ganar viajeros con estas condiciones ni se puede garantizar la continuidad de los actuales usuarios. Es “la lotería”, que algunos de ellos le llaman: “A ver si me toca el tren que no llega tarde o el que no se avería”.

Las personas deben estar primero. Sean 68, 153 o 15. Todas cuentan, todas valen. Y a ellas se les debe que un transporte público esencial, el tren, que tiene encomendada una función de conexión universal de los territorios, económica y sostenible, funcione con los estándares mínimos del siglo XXI en un país de la UE.

Es cierto que el AVE viene de camino. Seamos positivos y consideremos los avances que se han producido en los últimos meses, licitados y en proceso de ejecución los proyectos de obra de los cinco tramos entre Huelva y Sevilla. Pero mientras éste llega –seguramente no antes de diez años– son inaceptables las condiciones de los trenes que hoy dan servicio a la provincia. Es irrebatible. El lunes lo comprobamos.

La urgencia actual no puede esperar al AVE. Lo celebraremos cuando llegue porque se hará justicia (muy tardía) con esta tierra. Pero ahora hay que abordar un problema grave en el servicio ferroviario en Huelva y ofrecer soluciones inmediatas y efectivas. Al menos con trenes nuevos que garanticen un servicio básico aceptable.

La espera, como la de los pasajeros del Medio Distancia, es larga: unos 10 años, quizá más, confiando que no se caiga por el camino, como también tenemos sobrada experiencia en Huelva en otros proyectos. Si realmente creen en los servicios públicos y en la igualdad de oportunidades entre personas y territorios, aprendan de los errores y acuérdense de Huelva. Estamos en Navidad.

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