El pasado 1 de mayo una trabajadora marroquí murió en un accidente laboral, cuando el autobús que la trasladaba desde San Juan del Puerto hasta su lugar de trabajo en Almonte. Aún no se conocen las causas. Otra muerte en el trabajo. Los últimos datos que tenemos son de enero y febrero de 2023 y señalan que murieron en esos dos meses ciento catorce trabajadores y trabajadoras en España. El trabajo debe ser para la vida, el trabajo debe ayudar a que realicemos nuestro proyecto de vida, a que vivamos dignamente. El trabajo no debe causar sufrimientos, el trabajo no debe causar muertes. Y, sin embargo, sigue muriendo gente en el tajo, con el consiguiente dolor de las familias.

Los accidentes laborales son una realidad que exige el compromiso de toda la sociedad. Son un problema social y político con unas causas y unos responsables. Sobre todo cuando esto ocurre porque, a pesar de los avances tecnológicos y legislativos, se sigue considerando al obrero como una herramienta más al servicio del interés económico. El valor del trabajo no reside en su rentabilidad económica, ni siquiera en el producto o servicio que genera, sino que el verdadero valor del trabajo está en la persona que lo realiza.

Es importante que en la opinión pública exista una mayor preocupación y sensibilidad ante la siniestralidad y la salud laboral, ante las muertes en el lugar de trabajo o en el desplazamiento al mismo como ha sido el caso de la jornalera marroquí de Huelva. También debe haber una mayor preocupación y concienciación entre los mismos trabajadores. Por ello, entre todos hemos de contribuir a presentar la siniestralidad laboral, no como un problema individual fruto de la dejación del trabajador o del azar, sino como una realidad injusta y muchas veces evitable, ante la que nadie debe mantenerse al margen.

Para nosotros y nosotras, como sociedad, es un deber recordar siempre la dignidad de los derechos de los trabajadores, denunciar las situaciones en las que se violan dichos derechos, y contribuir a orientar los cambios sociales para que se realice un auténtico progreso de la persona y la sociedad. De igual forma, se ha de exigir a las organizaciones sociales, a los gobiernos, a los partidos políticos... todo el esfuerzo para que se detenga la cadena de muertes y accidentes en los lugares de trabajo. El trabajo debe ser para la vida, para la realización personal. No debe haber ni un muerto ni una muerta más.

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