La suerte de vivir aquí

31 de julio 2025 - 03:07

El llamado “sueño americano” se está transformando en una pesadilla para millones de personas que viven en Estados Unidos desde que Trump volvió al poder. Aún me cuesta entender cómo logró ganar las últimas elecciones; probablemente, muchos de quienes le dieron su voto hoy se están llevando las manos a la cabeza. Resulta casi absurdo: inmigrantes que llegaron en busca de una vida mejor, apostando por un líder que parece carecer de juicio y cuyo principal objetivo es “limpiar” la nación de la misma diversidad que la ha construido y que, irónicamente, lo ha llevado hasta la Casa Blanca.

Hace apenas un mes, dos amigos míos abandonaron Austin, Texas: Alicia, nacida en Huelva, y Rob, estadounidense de origen. Alicia se marchó a Estados Unidos buscando un futuro laboral más prometedor, y ahora ambos han salido por patas de un país que, según sus propias palabras, se desmorona a pasos agigantados.

Quiero compartir con vosotros cómo están viviendo el cambio, las diferencias con respecto a cómo se vive aquí, en España; y no para presumir de lo que tenemos, sino para recordarnos la fortuna que supone haber nacido en un lugar como este y lo frágil que puede llegar a ser todo cuando entran en juego dirigentes nefastos, conflictos armados o simples giros inesperados del destino.

Rob ahora es feliz por cosas tan sencillas como poder ir andando al trabajo, sin depender del coche para absolutamente todo. Disfruta haciendo la compra en pequeños comercios donde la gente es cercana y amable. Le emociona ver a niños jugando en la calle a las ocho de la tarde y poder cenar a las diez en una terraza, sin que cierre la cocina. Sale a correr sin temor a cruzarse con un coyote, y asiste a festivales sin ese miedo latente de que alguien saque un arma y desate el caos entre tanta gente. No es que aquí sea imposible, pero allí es mucho más probable.

Alicia ha vuelto a estar rodeada de personas que hablan su mismo idioma, y eso es un alivio enorme. Incluso con un buen nivel de inglés, vivir con otro idioma agota. Ahora ya no tiene que calcular qué propina dejar, ni ve a ancianos trabajando para poder costear sus medicinas. Celebra también haber dejado atrás las temidas hormigas de fuego, seres venidos del inframundo que si te pican te pueden arruinar un bonito día de picnic.

Lo que para nosotros son nimiedades, para otros son auténticos lujos. A veces olvidamos que eso no es mérito propio, sino puro azar.

Como decía Rutger Bregman, “la suerte en la vida está en gran parte determinada por el código postal.” Que disfrute usted de este maravilloso día.

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