Andalucía en la voz

Hace unos meses una estudiante de periodismo me escribió a través de Instagram para hacerme unas preguntas para un trabajo en la universidad sobre el acento andaluz y la glotofobia. Quería saber si alguna vez me habían discriminado en mi profesión por el acento. Le dije que sí. Que en algún casting no me cogieron porque se me notaba “el acentillo andaluz”. Recuerdo que fue en Madrid, mientras hacía un curso superior de presentadores de televisión y tuvimos que enfrentarnos a una prueba real con un director de producción. Buscaban un profesional que presentara un magazine de actualidad para una cadena madrileña. A pesar de los nervios, me esforcé por acatar las pautas que había aprendido y confié en mi instinto. Vocaliza, concéntrate, emociona, habla con el corazón. Usé todas las herramientas que tenía para ser la seleccionada, pero cuando terminé oí cómo el director le comentaba a mi profesora que yo no podía ser, porque se me notaba el habla andaluza. Ella, -que me tenía como alumna aventajada- se esforzó por convencerle de mi valía pero de poco sirvió. Se quedó con la chica de Aragón, -que tenía bastantes menos horas de televisión a las espaldas que yo, por cierto-.

Ese día llegué a casa sin energía y rota, pero no me duró mucho porque al día siguiente, durante una de las clases del curso, tuve la oportunidad de entrevistar a Roberto Leal, periodista sevillano -ganador de un Ondas en 2021- y mi autoestima recuperó su forma de inmediato.

Cuando terminé de charlar con él, me escribió expresamente y me dijo una cosa que todavía intento repetirme en mis días malos: “Tu naturalidad es tu bandera. No la escondas nunca”. Unos meses después de aquello, empecé a hacer televisión en Canal Sur y La Sexta y desde entonces, -aunque la vida me ha llevado por otros derroteros y a juntar ahora letras en Huelva Información -no he parado de hacer lo que más me gusta.

Hoy, tras la reciente celebración del Día de la Bandera, reivindico mi acento y la suerte de haber nacido en Andalucía y en Huelva. Una tierra a veces escasa de oportunidades pero rica en autenticidad, llena de gente pasional y, sin duda, de historias dignas de ser contadas CON acento.