“Salimos dormidos”. Esta afirmación no la dijo uno de esos ‘anti-recreativistas’ tan criticados por el cansino puritanismo albiazul como tampoco un juntaletras con no sé qué supuesto interés porque, por lo visto, siempre tiene que haber alguno. Ni siquiera la expresó uno de esos aficionados ‘exagerados e impacientes’ sino que la soltó Caballero, el gran protagonista del domingo junto a Rubén Gálvez quien, otra vez, volvió a salvar los muebles (y puede que algo más) en el momento justo. Como hace nueve días.

El balance de los últimos partidos del Decano asusta y si alguien no tiene las orejas tiesas por ello o es un inconsciente, o es un ser superior o ha tirado ya la toalla. Y no, criticar a un entrenador no es criticar a la persona como alabarlo por sus resultados o por el juego cuando es menester no es hacerle la pelota, aunque haya cenutrios que tal simple cuestión no entre en sus molleras. El caso, y hablamos de fútbol, es que en Cartagena se colocó a un buen lateral derecho (aunque creo que no está al nivel del curso pasado) en el carril izquierdo pese a tener a un lateral zurdo en el banquillo y habiéndose largado a otro -con cierta proyección- porque no contaba. Era, según se explicó, para tapar a un extremo local y su posible salida por dentro. A mí eso me sonó a lo del portero del Betis Deportivo y su buen toque con el pie que tanto dio que hablar. Me parece maravilloso contrarrestar las fortalezas del rival pero atender tanto al contrario con cosas tan relevantes puede decir más de lo que parece de cómo se encaran mentalmente los partidos, además de demostrar la confianza justa en ciertos jugadores. Ah, y los últimos toques de los goles locales llegaron, por cierto, por la izquierda; ese ‘Murphy’

Me inquieta que, a estas alturas, mi equipo pueda salir dormido al campo que sea y contra quien sea como me inquieta no haber visto aún al mejor Peter (cómo lo vamos a necesitar), al mejor Juanjo, al mejor Arjona, al mejor Heras, al mejor Ávila, al mejor Josiel… y un largo etcétera. Si no pasa nada raro en apenas sesenta días, sesenta nada más, nos estaremos jugando las habichuelas con equipos que si nos cogen dormidos nos van a dar un sopapo que nos van a hacer dormir ‘el sueño de los justos’. Y eso no va a molar.

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