El presidente de la CEOE no ha acudido a la mesa de negociación con los sindicatos y el gobierno, al no estar de acuerdo con la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) de ochenta euros. Pasa de 1.000 euros a 1.080. Para el señor Garamendi esta subida es desproporcionada y disminuirá el empleo.

Es el eterno mantra que casi nunca se cumple. El señor Garamendi debe pensar que 80 euros son demasiados, que cómo se va a pagar esa fortuna por trabajar. Ignora el señor Garamendi, quizás porque a él no le afecta la inflación, porque vive en una realidad virtual y paralela, las dificultades para tener una vida digna en la que viven millones de trabajadores de este país. Con 1.080 euros apenas se sobrevive.

El señor Garamendi, presidente de la patronal española, también debe ignorar los contratos de media jornada, por los que los trabajadores apenas cobran poco más de quinientos euros; contratos de 4 horas que a veces, muchas veces, se convierten en contratos de jornada completa no declarados. No se denuncian porque en estas nuevas condiciones de esclavitud quien protesta no trabaja. No parece que el señor Garamendi sienta empatía solidaria por los que menos tienen, por los que peor lo pasan, por esa mano de obra que quiere abaratar, si no está ya bastante abaratada.

Claro que es difícil para Garamendi entender lo que hablamos. Este señor se ha puesto un sueldo de trescientos mil euros, más cincuenta mil de complementos, y nos sabemos lo que cobra por estar en los consejos de administración de algunas empresas. Desde su posición de jefazo, con coche de lujo y chófer, cómo entender el dolor de quien debe rebuscar en la basura para poder comer ese día, los ojos de los niños desnutridos de nuestro país. Debe ser duro vivir en un mundo de macrocifras, en una realidad llena de dividendos, compra y venta de acciones y artículos de lujo.

Pertenece a esa clase de personas que no se acercan a los empobrecidos porque huelen mal. Con los trescientos cincuenta mil euros de Garamendi se pagarían 25 salarios mínimos. Mientras la gente sufre Garamendi engorda su cuenta corriente, que el caviar, los yates y los rolex cuestan lo suyo. Mal que le pese, el salari mínimo ha subido 80 euros, menos de lo que debiera, esos ochenta euros pueden servir para que muchas familias paguen la luz o el agua, pero Garamendi no lo entiende. Ochenta euros es lo que él se gasta en unas cervecitas con los amigotes, después de jugar al golf.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios