NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Un milagro por Navidad: salvemos al país
Hay semanas en los que uno le va dando vueltas a qué poner por estas líneas, pensando que si tal o que si cual, anotando mentalmente pros y contras de cada idea. Que si del Papa Francisco ya se ha hablado mucho. Que si de las romerías que ya arrancan tampoco domino mucho, pero olé por esas tradiciones. Y que del Recre casi mejor que hablen los especialistas deportivos. En fin, que en esas estaba cuando me encontré en este mismo periódico una noticia sobre el edificio Stella Maris y los futuros planes de la Junta de Andalucía de destruirlo para construir viviendas. ¡Viviendas! Y algo conectó con una conversación de café a media mañana: en ella hablábamos de la juventud actual, de cómo los procesos de búsqueda, los procesos asociativos y, en definitiva, los cribados del raciocinio, se los han dejado a la IA. Y, como escuché hace tiempo en la radio, no hay que temer a la Inteligencia Artificial sino a la estupidez humana. Estamos a un lustro para que los neo-votantes pregunten a la aplicación de turno a qué partido votar. De hecho, hagan la prueba, porque algunas te dan la respuesta, simplemente pongan algo que les guste o que quisieran y qué grupo político está más cerca de ese concepto. Terrible.
Terrible no la respuesta, sino que esa respuesta sea tomada como válida sin más. Lemmings en manos de lo que diga una pantalla. Y todo esto por el Stella Maris, un edificio en el que me recuerdo perfectamente, tras subir las escaleras, frente a un fichero, un mueble de cajoneras infinitas con el listado alfabético de los libros y sus signaturas correspondientes para ir al estante determinado donde encontrar los volúmenes. Sacarlos, pasar páginas, anotar, fotocopiar, recortar y dar forma a trabajos que eran más un collage que una edición. Aquella era la Casa de la cultura, así la llamábamos, qué nombre, mientras se le daba forma al actual edificio de la Biblioteca Pública Provincial. Estarán conmigo en que ahí ya hay un edificio construido, lo que no quiere la Junta es darle un uso, pues si quieren construir viviendas se puede hacer en cualquier otro lado. Preservar ese edificio, darle una dotación cultural o social: una sede provincial de la Filmoteca, del CAAC, una residencia artística,… mil y una propuestas. La que quieran. Pero no caerá esa breva. Una demolición, otro edificio y a huir. Total. Y así la IA se seguirá haciendo fuerte.
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