Relecturas

Los recuerdos estelares de muchos años de lector precoz y empedernido nos suscitan impresiones y vivencias impagables y estimulantes. Por eso cuando hace unos días. en esas escasas ocasiones en que se eleva el nivel medio de las cadenas de televisión en España – alguien mencionaba a Axel Munthe (1857-1949), recordado médico y eminente escritor sueco, no pude menos de evocar uno de esos libros que uno guarda en su memoria y que tiene necesidad de releer, aunque sólo sea en muchos de sus inolvidables fragmentos. Me refiero a “La historia de San Michele” (1929). No es un libro sagrado que puede pensarse por el título. que tuvo una segunda parte: “Lo que no conté en la historia de San Michele” (1937), que presté a un buen amigo, excelente escritor, ya fallecido, que nunca me devolvió y cuya pérdida siempre he lamentado mucho. Con que en esa relectura estoy en uno de mis gozos más íntimos y apreciados.

He sido siempre un habitual de la relectura, volver a esos textos que uno ama y de los que se adquiere y recobra sensaciones insospechadas y valiosas. ¡Cuantas veces he hojeado el Quijote (1605) – dicho así en expresión coloquial – que fue mi libro de texto cuando cursaba el ingreso al bachillerato! Como he vuelto muchas veces a “Juan Belmonte: matador de toros” (1935), del excepcional periodista y escritor Manuel Chaves Nogales (1897-1944), una de las más brillantes biografías escritas en España. Por supuesto “En busca del tiempo perdido” (1913-1927), de Marcel Proust, en la élite del relato psicológico. También Thomas Mann y su impagable “La montaña mágica” (1924), una auténtica revelación, y Truman Capote, toda su obra admirable pero especialmente “Otras voces, otros ámbitos” (1948), su primera novela, adscrita al mejor estilo gótico sureño de la literatura estadounidense.

No podría olvidarme de “Figuras de la Pasión del Señor“ (1917), de Gabriel Miró, cuyo texto cautivador embelesa y fascina, como los relatos y novelas de nuestro Juan Villa – tengo especial predilección por sus “Voces de la vera” (2018) – ni de lo que me decía mi entrañable Juan de Mata Rodrigo Moro: “Hay que volver a los clásicos”… y a los historiadores: Suetonio, Tácito, Mesonero Romanos, Maurois, Brenan, Jackson,Thomas, Domínguez Ortiz…