Su reino no es de este mundo

Alto y claro

12 de mayo 2025 - 03:08

Como su reino no es de este mundo, la Iglesia Católica puede mantener un modelo de organización interior y de proyección exterior que es en la práctica una monarquía absoluta en la que sus pares eligen a un monarca que concentra todos los poderes y que, además, puede gobernar apoyado en el don de la infalibilidad. Son estas características las que hacen que todo lo que ocurre tras los muros de la Ciudad del Vaticano ejerza una fascinación sobre el conjunto de la humanidad que no tiene parangón con ningún otro fenómeno contemporáneo. Y si unimos a estas circunstancias el manejo de una liturgia que ha probado su efectividad hipnótica a lo largo de casi dos milenios se explica que la Iglesia trascienda más allá de su poder meramente espiritual y que logre mantener una influencia decisiva incluso entre los que están alejados de la fe católica.

De todos los momentos en los que la Iglesia logra proyectarse y atraer sobre ella una atención universal el más mágico es el que rodea el fallecimiento de un Papa y la designación de su sucesor. Desde el momento en el que se anuncia la muerte del Pontífice se pone en marcha una de las maquinarias mejor engrasadas y más efectivas que se puedan concebir. Miles de millones de personas a lo largo y ancho del planeta vuelven sus ojos hacia la Plaza de San Pedro para dejarse fascinar por la grandeza de la liturgia y el boato de los ceremoniales, mientras se desatan especulaciones de todo tipo sobre la personalidad de su sucesor.

El culmen llega con la celebración del cónclave. Todas las televisiones enfocan sus cámaras hacia una chimenea, bastante vulgar, por cierto, a la espera de que el humo blanco comunique al mundo que los que tenían que elegir han elegido y que en cuestión de minutos saldrá revestido y ungido para ejercer, a partir de ese momento, como el más poderoso líder espiritual de la Humanidad.

¿Tendría la elección papal la misma trascendencia universal y ejercería la misma capacidad de fascinación si no estuviera rodeada del ceremonial que la convierte, para qué negarlo, en un espectáculo de carácter sobrenatural? Mejor ni planteárselo. La Iglesia ha demostrado a lo largo de dos milenios que es la institución que mejor se ha adaptado a los entornos más diversos y que ha sabido mantener su influencia. Lo seguirá siendo mientras logre mantener la distancia adecuada con un mundo, insistimos, en que su reino no está.

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