La apuesta por el compromiso de ganar esta Liga con el límite visual del trasero del escapado Antequera. Y es que el Recreativo sabe que la competencia para lograr el ascenso será muy dura y complicada. El director deportivo es consciente que la planificación de verano no ha encajado en el argumento de autoridad de la plantilla y tiene que revertir la situación con la rivalidad interna para ponerle más difícil la elección a Abel Gómez ampliando las opciones tácticas y de estrategia porque se avecina una segunda vuelta salpicada de más obstáculos.

Daniel Alejo asumió el riesgo en pretemporada como máximo responsable en la mayoría de los fichajes previamente a las decisiones del técnico y ahora el consenso es primordial para mejorar y potenciar puestos muy necesitados de medio campo hacia arriba tras el perjuicio de lesiones de jugadores preferentes y un bloque sub-23 casi inédito, que han influido en los altibajos por el ajuste de alternar funciones sobre la capacidad de obrar para contraponer decisiones.

Un esprint obligatorio durante una segunda vuelta donde seguirán los rivales acosando a la espera de sacar más provecho de las debilidades y la presión en aumento de un favorito como es el Decano. De ahí, la frustración del final de año 2022 para enfrentarse al desafío de 2023 que castigan los errores dos veces mayor, dado que hay menos tiempo y puntos para las enmiendas.

Daniel Alejo perfila este proceso regulable con poder de resoluciones firmes y óptimas al filo de la exactitud en el equilibrio entre altas y bajas con el objetivo de recuperar el pulso perdido tras una dinámica muy variable. Al Recreativo ningún equipo le regalará nada y cada jugador de Abel Gómez tendrá el aliento del oponente en su cogote. El Recreativo tiene en vilo a su afición y quiere encontrar sus soluciones en base a refuerzos titulares como punto de inflexión aprovechando la remanente económica de su presupuesto inicial.