Postrimerías
Ignacio F. Garmendia
Zamiatin
Nada nuevo bajo el sol. Comienza una nueva legislatura y Huelva sigue anhelando la llegada del AVE. La esperanza es lo último que se pierde, pero la espera se alarga y el tren de alta velocidad no llega, aún así no se da la batalla por perdida. Es una infraestructura necesaria para el desarrollo de la provincia onubense y el Gobierno central hace, desde décadas, oídos sordos a las históricas reclamaciones onubenses. Pasa el tiempo y como dice la canción de Camilo Sexto: siempre se repite la misma historia.
Está en manos de los políticos, de aquellos que deben representar a los onubenses y reivindicar lo que a Huelva por justicia le pertenece. Tienen cuatro años por delante para hacerlo, en ello consiste su labor y para ello fueron votados. Su principal misión debería ser que Huelva tenga presencia en Madrid, que de una vez por todas despierte el interés del Gobierno y que el AVE, como tantas otras, deje de ser una promesa incumplida, aunque ahora las miras estén puestas en otros territorios.
El AVE a Huelva es un proyecto en el que se empezó a trabajar en la década de los ochenta, siendo alcalde de la ciudad Juan Ceada, se retomó en 2000 ya con Pedro Rodríguez en la Alcaldía y, veintitrés años después, continúa sin materializarse. Desde entonces es una repetida promesa de los distintos partidos políticos en campaña electoral y la realidad es que, en la actual Red Ferroviaria de Adif Alta Velocidad, Huelva sólo es un punto perdido en el mapa de España, no hay conexión ferroviaria con AVE, a pesar de que son sólo 96 los kilómetros de vía que separan la capital onubense de la hispalense, treinta años de inexplicable desconexión de la línea Madrid-Sevilla, que se inauguró el 21 de abril de 1992.
El ninguneo a Huelva en esta materia viene de lejos, ya en 1997 UGT denunció que los trenes que funcionaban bien se los llevaban a otras comunidades autónomas y que a la provincia onubense traían los más viejos, una mala herencia, que se traducía en continuas averías. No ha cambiado mucho la situación desde entones, las averías se suceden en los trenes que unen Huelva con Madrid, y los usuarios se ven obligados a salir del vagón y permanecer, en horas intempestivas, en medio de la nada mientras se envía al lugar otro medio de transporte.
La inoperancia de los políticos queda de manifiesto en cuestiones como ésta, a lo mejor la alternativa está en la llamada inteligencia artificial.
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